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EL PERFIL

Fernando Puche, sombras nada más

Cuando en aquella velada soporífera del verano de 1997 los once merengazos del Real Madrid resudaban la camiseta entre el forraje del estadio de La Rosaleda -nadie recuerda nada del equipo contrario-, un contorno palidecía, vecino de la esfinge maragata que esa noche decidió ser Antonio Asensio, justo a la sombra de Federico Beltrán, por entonces presidente del Málaga CF. No puedo precisarlo ni lo preciso -la precisión horaria es casi siempre un albur anecdótico para el hecho histórico-, pero finalizado el partido de fútbol la suerte ya estaba echada: la Esfinge Maragata y la sombra de Federico Beltrán habían pactado la salida airosa de este último y la entrada semi triunfal de su sombra -hasta ese momento vicepresidente del club- en la presidencia del equipo malagueño. Beltrán declaró que lo dejaba todo "por el bien del Málaga CF", y la sombra, ya en el poder, amplió el capital de la sociedad anónima deportiva de 160 a 480 millones de pesetas. Dicen que los 320 kilos de la ampliación salieron de Bahía, el grupo de empresas presidido por Asensio, pero lo único cierto es que al final de la temporada 1997-98, el equipo presidido por la sombra había ascendido a la primera categoría de la Segunda División. ¿Bingo? La sombra de Fernando Puche Doña es un hombre bajito, regordete, tenaz -basta con mirarle el tupé para confirmar estas características- y buena gente, según cuentan sus muchos partidarios. Aclamado por el ascenso del equipo hasta la categoría primera de la división segunda, también es querido por sus actividades altruistas y benéficas. Entre las primeras, se me asegura que destaca su padrinazgo sobre un torero llamado Trujillo -nadie me concreta, sin embargo, a qué tipo de interés se fijó el padrinazgo- que echa horas de capote y muletazos en la finca de Puche, allá en el municipio de Pizarra. Entre las segundas, tengo noticias de que más de dos salieron del ahogo gracias a los veinte mil duros que en su momento les hizo llegar el largo brazo de Fernando Puche, amén de las tareas humanitarias que por Navidad asume Puche en las tradicionales subastas a beneficio de pobres varios que las peñas de Málaga organizan a pie de portal de Belén y a golpe de zambomba. Buena gente, insisto, es el lema que airean sus incondicionales para definir a este hombre, o a su sombra. Sus detractores, que ni son miles ni lo van proclamando a voces, susurran historietas de estraperlo y tapaderas supuestamente perpetradas por Puche desde una consignataria de buques que, en realidad, es una empresa de suministros navales, Fernando Puche SL, ubicada en una de las dársenas del puerto de Málaga. A puta envidia me huele ese interés por contarme sottovoce lances de una sombra que, hace veinte o veinticinco años, ejercía de camareros por los bares de la barriada de Huelin. A envidia puta me atufa el cuento de que esta sombra entró en lo de los suministros navales en calidad de currante hasta llegar a propietario. Si fueran ciertas las peroratas sobre una sombra que fue camarero y currante portuario, ya me contarán los detractores de este hombre, o de su sombra, cuánto de Al Capone cabe en servir raciones de rosada a la plancha en un bar de Huelin; cuánto de Jesús Gil en despachar tabaco, mantequilla y tomates para la bodega de un barco con destino a La Habana. El caso es que la sombra de Fernando Puche le ha zumbado un órdago al poder, o a las poderosas sombras que lo representan: el Málaga CF se hace cargo del coste (3.000 millones) de las obras del nuevo estadio de La Rosaleda en su actual ubicación, a cambio de que las instituciones (Ayuntamiento y Diputación de Málaga, Junta de Andalucía) donen a la sociedad anónima deportiva propietaria del Málaga CF la titularidad del solar con sus instalaciones. La Junta parece ver el asunto con buenos ojos, la Diputación -como siempre- en el pío-pío, pero la alcaldesa de Málaga -Villalobos, ¿recuerdan?- espeta que nones, porque ya le había negado semejante posibilidad hace varios meses y porque, desde hace meses varios -los mismos que la negativa-, Villalobos acometió el proceso para la construcción de un nuevo estadio por parte de las instituciones. Como la sombra de Fernando Puche resulta ser un hombre espontáneo y lanzado -y en esto coinciden partidarios y detractores-, su respuesta no se demoró temporalmente en exceso, y comenzó largando: "Estamos haciendo un equipo para estar en Primera el año que viene, pero a la alcaldesa no parece interesarle este Consejo de Administración. Aquí hay algo personal. Así de sencillo y así de claro". Y largó más: "Llevaríamos a cabo el proyecto sin demagogias baratas y sin esperar a ver quién gana las elecciones en junio. Emprenderíamos las obras ya, porque La Rosaleda se nos está cayendo al suelo y porque tenemos ya esos 3.000 millones que reportarían un patrimonio que quedaría para los malagueños, pese a que haya unos intereses personales y políticos que están por encima de Málaga y del Málaga CF. Eso es seguro". Estoy por preguntarle a la sombra de Villalobos si la sombra de Fernando Puche también le deseó feliz Navidad.

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