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Entrevista:

"La expansión del museo romperá el barrio de Jerónimos"

Matías Díaz-Padrón nació en la isla del Hierro, en Canarias, hace 62 años. Tras estudiar en la tinerfeña Universidad de la Laguna y en Madrid Literaturas Clásicas e Historia del Arte, pasó a trabajar con Diego Angulo, director del Museo del Prado, historiador al que considera de una talla intelectual "aún hoy incomparable". Díaz-Padrón es investigador excedente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, profesor de Historia del Arte en la Universidad Complutense y Conservador del Museo del Prado, donde desempeña la jefatura del Departamento de Pintura de la Edad Moderna, Flamenca y Holandesa. Conoce el museo como la palma de su mano, que es la mano de un hombre sensible, estudioso perenne y viajero infatigable. Acaba de regresar de México, donde ha sido comisario de una magna exposición sobre Rubens. Vive en Casado del Alisal, junto al Museo del Prado, cuya expansión hacia el barrio y la iglesia de los Jerónimos, así como hacia el Museo del Ejército, comenta desde posiciones críticas en su condición de ciudadano de Madrid, vecino del barrio por partida doble y especialista en arte.Pregunta. ¿A qué obedece la expansión del Prado? Respuesta. A un deseo de emular aquí modas como la que llevó a la construcción de la Pirámide del Louvre en París. La considero como la copia de una decisión errónea.

P. ¿Por qué?

R. Porque en el Louvre ha sido incrustado un elemento egipcio en un ámbito renacentista y barroco.

P. ¿De qué forma dar salida, pues, a los fondos no expuestos del Prado?

R. Todos los grandes museos de pintura, como el Ermitage o el de Múnich, tienen más de la mitad de sus fondos en depósito y no pasa nada. En este momento, el Prado tiene más de mil cuadros fuera, prestados para exposiciones, y nadie se altera.

P. ¿Entonces?

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R. Todo tuvo origen en otra iniciativa nefasta, tomada hace ya tres décadas, cuando el arte español del XIX fue trasladado desde la Biblioteca Nacional al Casón del Buen Retiro. El Museo de Reproducciones Artísticas, que hasta entonces albergaba el Casón, fue derivado al Museo de América, en la Universidad. El Prado es para las Colecciones Reales, que no abarcan el siglo XIX.

P. ¿Qué opinión le merece la instalación de los Velázquez en el Salón de Reinos del hasta hoy Museo del Ejército?

R. Los museos son para el estudio y la contemplación del arte. En el Salón, por su disposición y su luz, los cuadros sólo serán un decorado. Si se traslada a Toledo uno solo de sus estandartes será como remover el alita de una mariposa.

P. ¿Y la actuación sobre la iglesia de los Jerónimos? R. La expansión del Prado romperá la unidad urbanística del barrio madrileño más armonioso. El Prado tiene salas para exposiciones temporales. Ésa sería la solución.

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