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La UE prepara una directiva que prohibirá todos los tipos de amianto por su efecto cancerígeno

Sólo España, Portugal y Grecia no han adoptado todavía medidas contra el asbesto blanco

Milagros Pérez Oliva

El amianto tiene los días contados. La comunidad científica ha estrechado el cerco sobre este mineral, también denominado asbesto, que además de una enfermedad tan grave como la asbestosis, provoca cáncer de pulmón, de laringe y mesotelioma pleural, un tipo de tumor que se atribuye casi en exclusiva a esta fibra. La Unión Europea prepara una directiva para prohibir su uso en todos los países comunitarios, pero la industria y los países fabricantes presionan para que no prospere. Mientras tanto, un estudio realizado en Barcelona y Cádiz bajo la dirección de Carlos A. González muestra por primera vez que el amianto provoca riesgo de cáncer, no sólo por exposición ocupacional, sino también ambiental y doméstica.

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En España hay 56.000 trabajadores expuestos directamente al amianto por trabajar en fábricas que lo utilizan como materia prima, a los que hay que añadir otros miles de trabajadores que intervienen en el trasporte o instalación de esos productos, como los electricistas. Además, durante mucho tiempo el amianto se ha utilizado como aislante, de modo que una parte de los grandes edificios públicos contienen esta fibra en sus paredes.Desde que en los años sesenta se demostró que el amianto era causa directa de asbestosis y de varios tipos de cáncer, diferentes normativas han restringido su uso. En 1983 se prohibió el amianto azul, que se consideraba el más peligroso, pero ahora el cerco se estrecha también sobre el amianto blanco, el crisotilo, que es el único autorizado. En 1991 la Unión Europea estableció restricciones en su utilización y fijó una cantidad máxima de fibras de amianto en el aire -0,1 por centímetro cúbico- para proteger a los trabajadores. Sin embargo, la comunidad científica siempre ha cuestionado estas medidas por considerarlas insuficientes y ha reclamado la sustitución del crisotilo por otras fibras minerales y vegetales.

Uno de sus representantes más cualificados, el profesor italiano Benedetto Terrachini, explica: "Hay tantas evidencias de nocividad que desde esa directiva, la mayoría de países europeos han dictado normativas destinadas a prohibir todo tipo de amianto. Empezó Italia, en 1992 con una ley que establecía un plazo de 5 años para la sustitución del crisotilo por otras fibras, y el último ha sido Francia, que este mismo año ha emitido un decreto muy parecido al italiano. Reino Unido aún no lo ha prohibido, pero figura en el programa de Gobierno de Toni Blair. Sólo España, Portugal y Grecia no han hecho nada al respecto", afirma.

La existencia de diferentes legislaciones ha llevado a los países más estrictos a reclamar la promulgación de una directiva que extienda la prohibición a toda la comunidad, pues de lo contrario, los menos estrictos obtienen ventajas comerciales.

El profesor Tarrachini es miembro del Comité Científico de Toxicología y Medio Ambiente de la Comunidad Europea, al que la Comisión encargó un estudio para comparar la peligrosidad del crisotilo y la de las fibras que se proponen como alternativa. Este comité concluyó sus trabajos el pasado 15 de septiembre con un informe según el cual "hay suficiente evidencia de que todas las formas de amianto, incluido el crisotilo, son cancerígenas en humanos. No hay evidencias de que las tres fibras sustitutas lo sean". Los análisis de las fibras sustitutas se han hecho en animales, por lo que el comité recomienda que se mantengan las estrictas normas de uso del crisotilo para las nuevas fibras y que se encarguen estudios para determinar si producen daños en humanos.

La Comunidad Europea ha elaborado ya un borrador de directiva, pero la industria se resiste al cambio. Y también los países productores de crisolito. El primer productor es Rusia y los países de CEI, pero quien más presiona es Canadá que, con el 18% de la producción mundial, es el segundo gran productor de amianto blanco, seguido de Suráfrica y Brasil. Canadá denunció a Francia ante la Organización Mundial del Comercio cuando este país aprobó el decreto de prohibición del uso del amianto.

Pero incluso una vez prohibido, quedará todavía un foco de riesgo: los muchos edificios públicos que han utilizado este material como aislante, desde escuelas a hospitales o teatros. El químico Domènech Turuguet, especialista en Higiene Industrial, indica que si el amianto está protegido y no expuesto a posibles rupturas, no representa un riesgo. Pero debe vigilarse que se mantengan estas condiciones de seguridad. "En cualquier caso", concluye, "el problema se planteará cuando se tenga que desmantelar estos edificios o se tenga que hacer reformas".

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