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José Antonio Muñoz Rojas obtiene el Premio Nacional de Poesía a los 89 años

El autor de "Objetos perdidos" define su obra como "un pequeño tratado de senectud"

Poeta delicado, "pero infiel", anglófilo de vocación, banquero de profesión y espíritu inquieto, José Antonio Muñoz Rojas ha visto reconocida su larga y fecunda labor poética a los 89 años. El escritor, amigo y discípulo de gran parte de la generación del 27, recibió ayer el Premio Nacional de Poesía por su obra Objetos perdidos, que publicó en 1997. El autor malagueño (1909) declaró ayer desde su casa de campo de Antequera estar encantado con el premio, dotado con 2,5 millones de pesetas, "aunque no lo esperaba, porque no soy un escritor profesional".

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Un poeta

José Antonio Muñoz Rojas mantiene la cabeza despejada y rápida ("ya se sabe cómo son las neuronas, a ratos están y a ratos menos") y parece estar en activo en varios frentes. Cuenta que se enteró de la noticia cuando estaba en su oficina de Antequera, donde administra su finca de olivos. Y después de declararse "muy agradecido por el premio", enseguida se quita importancia. "Yo nunca he sido un escritor profesional, nunca le he dedicado a la poesía el tiempo necesario... Aunque es verdad que me ha gustado mucho. Sobre todo, los británicos, Hopkins, Eliot, Dylan Thomas. Pero mi poesía no es maldita en absoluto, más bien diría que es benévola, con un toque pesimista...".Respecto a Objetos perdidos, Muñoz Rojas cree que "no es ni siquiera un libro, es más bien una pequeña colección de 20 o 23 poemas que escribí, de un tirón, en 1996. Y creo que podría definirse como un tratado de senectud: a esta edad las cosas se ven distintas, la presencia de la muerte es más continua".

Muñoz Rojas habla y escribe desde una biografía peculiar. Licenciado en Derecho, desde muy joven estuvo inmerso en dos ambientes de aspecto antagónico, la banca y la poesía. Siendo estudiante en Madrid, estuvo vinculado a la revista Cruz y Raya, donde intimó con algunos de los grandes de su generación (Panero, Rosales...), y a la vez conoció de cerca a los mayores, como Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso... Pero su maestro más querido, dice, fue el banquero Juan Lladó: "Fue mi maestro en humanidades, un hombre ejemplar, un banquero modélico y humanista". Junto a él, Muñoz Rojas fue secretario del Banco Urquijo entre 1957 y 1983, donde se encargó de la Sociedad de Estudios y Publicaciones.

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