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Matutes dice que Cuba debe aprender de la transición política española

El ministro español de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, lanzó ayer en Universidad de La Habana su primer mensaje directo en favor de la democracia y de los derechos humanos en Cuba. Lo hizo de forma respetuosa, pero a la vez firme, al pronunciar una conferencia en el Aula Magna de dicha universidad, que fue un encendido canto a la transición española. Matutes exhortó a los cubanos a tomar ejemplo de la experiencia de España y a introducir en la isla los cambios económicos y políticos que permitan que Cuba se "modernice" y se adapte al mundo.

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Y en eso llegó Fidel

"No es posible seguir anclado en una realidad y en un contexto internacional que han desaparecido. El mundo ha cambiado en torno a Cuba, y Cuba debe cambiar también, adaptándose a esas transformaciones", dijo Matutes.Anoche el ministro español ofreció una recepción en la residencia del embajador español en La Habana, Eduardo Junco, a la que tenía previsto asistir Fidel Castro. Sería la primera vez desde que Aznar llegó al poder que el mandatario cubano visita la misión diplomática española. Matutes aprovechó su conferencia en la Universidad de La Habana para exponer sus puntos de vista sobre Cuba y hacer una verdadera declaración de principios. Ante un nutrido grupo de dirigentes cubanos, el ministro de Exteriores hizo un repaso general de la transición y dijo que la primera lección que aprendieron los españoles "fue que los esfuerzos proteccionistas y autárquicos, aunque beneficiaran en su corto plazo a algunos sectores concretos, a la larga no hicieron sino perjudicar el desarrollo general".

Como el que no quiere la cosa, Matutes mencionó la fecha emblemática de 1959 -año en que triunfó la revolución de Fidel Castro-, pero para señalar que ese año en España Francisco Franco "se vio obligado a aceptar un cambio radical de política" para enfrentar el severo déficit de la balanza comercial española y la inminente suspensión de las importaciones por falta de medios de pago, introduciendo el Plan de Estabilización y Liberalización Económica. No hizo comparaciones directas, pero dijo que ese plan tuvo éxito porque permitió "el funcionamiento de los simples mecanismos de mercado". Y el ministro hizo una advertencia. "La denominada transición española fue posible porque la España de 1976 era ya un país industrializado, urbanizado y con un desarrollo notable".

Matutes no dio demasiados rodeos y recomendó a Cuba beber de la experiencia española para propiciar el reencuentro de los cubanos y resolver los problemas, eso sí, sin injerencias foráneas. "Igual que hicimos nosotros, deben ser únicamente los cubanos quienes les encuentren solución sin imposiciones, embargos, ni presiones del exterior".

El ministro manifestó que "no puede existir una verdadera convivencia sin tolerancia y sin respeto a los derechos y libertades fundamentales", y, parafraseando al presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, expresó la voluntad del Gobierno español de ayudar a Cuba para que encuentre "el destino que esta nación tiene reservado en el concierto de los pueblos libres del mundo".

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Antes de la conferencia, Matutes sostuvo sus primeros encuentros con las autoridades cubanas. Por la mañana se entrevistó con el presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón, con el responsable del Departamento Ideológico del Partido Comunista de Cuba, José Ramón Balaguer, y con Robaina, con quién abordó, entre otros asuntos, el viaje de los Reyes a Cuba y la situación de los derechos humanos. Fuentes cercanas a la delegación española dijeron que es prácticamente seguro que al término de la visita de Matutes se anuncie por fin el viaje a Cuba de los Reyes.

Otro asunto que Matutes llevaba en su cartera para tratar con Robaina era el de la excarcelación de los cuatro opositores del llamado Grupo de Apoyo de la Disidencia Interna -Félix Bonne, Vladimiro Roca, Marta Beatriz Roque y René Gómez Manzano- quienes llevan detenidos 14 meses sin juicio y están acusados de "sedición". Matutes, además, recibió antes de viajar a la isla una petición de Amnistía Internacional para interesarse por un grupo de 18 prisioneros de conciencia, pero evitó referirse a este asunto para no perjudicar el éxito de este tipo de gestiones.

Robaina, por su parte, destacó el buen momento que atraviesan las relaciones entre ambos gobiernos y subrayó que no hay límites en el diálogo político y que incluso llea a "acuerdos en los desacuerdos".

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