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El grupo de culto Bauhaus se presenta hoy reunificado en la sala Zeleste de Barcelona

Fueron un grupo de culto, un espejo en el que se miraron los amantes del pospunki, de los sonidos góticos y del oscurantismo. Tenían un nombre intelectual, una pose que los alejaba de los estereotipos reinantes y un sonido agresivo con tintes dramáticos. Eran salvajes, pero no tanto como otros punkis de su generación y, sobre todo, parecían tocados por la varita de lo trascendente. Se llamaban Bauhaus, y funcionaron entre 1978 y 1983 para luego dar lugar a proyectos efímeros como Tones On Tail y otros aún en funcionamiento como Love And Rockets. Pero el caso es que por esos avatares de la vida, el grupo Buahaus se ha reunificado temporalmente, y para mayor gozo de sus antiguos y nuevos seguidores esta misma noche actúan en Zeleste (22.00 horas). Hay que reconocer que al menos Peter Murphy, voz y cara de la banda, no esconde sus cartas, y deja traslucir que la reunificación del grupo responde a razones económicas. Su carrera en solitario no le ha despegado de la sombra de Bauhaus, con cuya gira puede ganar más dinero del que cosecharía solo. Sin más ánimo que ése y el de recrear los noventa, Bauhaus ha vuelto a los escenarios para hacer una gira que se presume única y en la que presenta Crackle, remasterización de su repertorio clásico .

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