Muerte de un misionero
El pasado 18 de septiembre, a las diez de la mañana fue asesinado en el municipio de Lloró (Colombia) Miguel Ángel Quiroga, Michel, religioso marianista de 26 años de edad que trabajaba al servicio de las comunidades negras e indígenas de la zona. Murió a manos de uno de los muchos grupos paramilitares que operan impunemente en el país, estrechamente asociados a las fuerzas de seguridad del Estado y a los grupos de poder. Le mataron por defender la causa de los pobres, fiel a su compromiso evangélico de preferir a los pequeños y a los débiles. Como él, muchos otros religiosos, laicos comprometidos, campesinos, líderes sindicales, activistas de derechos humanos y cualquiera que luche por la justicia y la dignidad, están siendo masacrados hoy por hoy en Colombia. El sistema de muerte y de violencia impuesto por los poderosos para mantener y aumentar sus privilegios no acepta que se cuestione el orden establecido. Quien lo hace, sabe que pone en juego su propia vida. Ésta es la realidad cotidiana de Colombia, un país maravilloso en el que desde hace tiempo están pasando cosas terribles que deben saberse y denunciarse para avanzar hacia la paz. Querido Míchel, así como el pueblo de Lloró y tus hermanos marianistas te mantendrán vivo en su recuerdo, también nosotros te recordamos desde aquí. La vida que has entregado por tu gente no será en balde, pues "hará brotar hombres y mujeres capaces de engendrar vidas alegres y disponibles".- y dos firmas más.
