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Imma Monsó gana el Bertrana de novela y Joan Barril el Ramon Muntaner de literatura juvenil

"El trastorn de Polt es la fobia a las repeticiones, a la rutina, a la frivolidad, al vacío cotidiano envuelto en los falsos oropeles de la novedad". Esta patología literaria, surgida de la imaginación de la escritora leridana Imma Monsó, da título a la novela que ayer, en el marco de los Premis Literaris de Girona, obtuvo el premio Prudenci Bertrana, dotado con cinco millones de pesetas. El periodista Joan Barril, en su estreno en el género de la literatura juvenil, obtuvo el premio Ramon Muntaner por una obra que será publicada con el título

La protagonista de El trastorn de Polt es una psiquiatra en crisis vocacional que desea tomarse un año sabático tratando a un solo paciente que le resulte interesante. Lo encuentra, con la ayuda de Internet, en una granja de Pays d"Auge, en Normandía. Se trata de un músico que ha pasado su infancia con una familia extravagante, luchando por adaptarse a los patrones estándar de la pretendida normalidad. Justo cuando se empieza a reconciliar con la rica anormalidad de sus parientes, se ve aquejado por el trastorno que da título a la obra, que deberá tratar -"de una manera muy especial", advierte Monsó- la psiquiatra. La autora advierte que los personajes se le enamoraron a media novela y se desencadenó un final muy especial que el lector deberá desvelar. Será publicada por Edicions 62. Imma Monsó (1959) es licenciada en Filología Románica y trabaja como profesora de lenguas extranjeras en un instituto de bachillerato. Ha publicado la novela No se sap mai (Edicions 62, 1996) y el libro de relatos Si és no és (El Mèdol, 1997). El escritor y periodista Joan Barril se estrena en el género de la literatura juvenil con Danubi, ganadora del premio Ramon Muntaner, dotado con 1.250.000 pesetas. El protagonista de la historia es un adolescente de 12 años que realiza un viaje fluvial a bordo de una gabarra que transporta pianos y clavicordios antiguos, entre el puerto de Rotterdam y el de Constanza. A bordo se colará de polizón una huérfana que ha escapado de sus padres adoptivos, holandeses, en su intento de regresar a las ruinas de Vukovar en busca de sus abuelos. Los dos jóvenes conocerán durante el viaje el despertar de los sentidos. Barril explica que los escenarios han salido de las notas que ha tomado durante los viajes que han realizado por los canales navegables de Europa su familia y la del periodista Agustí Fancelli. El desembarco de Barril en la narrativa juvenil se debe a la práctica adquirida en responder a los porqués de sus hijos adolescentes, que no dan nada por supuesto y le obligan a explicarse diáfanamente a cada momento. La obra de Barril (1952) será publicada por Empúries con el título de Tots els ports es diuen Helena. Albert Roig (Tortosa, 1959) obtuvo el premio de poesía Miquel de Palol, dotado con 400.000 pesetas y la publicación por Edicions 62-Empúries de su obra, L"os del vent, que saldrá publicada con otro título: La vestidora i el dol. Roig es autor de una poesía abarrocada y críptica, salpicada de dialectalismos. Ha destacado por su talante contestatario y rebelde. En algunas de sus numerosas reflexiones poéticas publicadas en los noventa, como L"estiu de les paparres o la societat secreta dels poetes (Empúries) se atacaba a los estamentos poéticos del momento. En 1993 obtuvo el Carles Riba con Vedat. La Hispània catalana, nombre con el que su autor, Joan Rebagliato (Barcelona, 1927), propone designar al área de habla catalana, fue galardonada con el premio Carles Rahola de ensayo, dotado con 600.000 pesetas. El autor, a quien los problemas oculares apartaron del estudio de la geografía, -"no veía los mapas", explicó ayer-, empezó a leer historia y a añadirle una particular perspectiva geográfica y sociolingüística, centrándose en la cuestión nacional catalana. El premio Cerverí para letras de canciones, adjudicado por votación popular, fue para Fotos antigues, una pieza compuesta por David Escamilla, integrante del grupo Babel. El premio para letra inédita recayó en Albert García por Residència a la terra, un retrato surrealista de la Barcelona post-olímpica que pretende ser un recordatorio de los desheredados que todavía pululan por la ciudad.

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