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PREMIO A UN AUTOR CRÍTICO Y UTÓPICO

Saramago logra el primer Nobel en portugués

La Academia sueca premia una obra sostenida "por la imaginación, la compasión y la ironía"

"El Premio Nobel de Literatura me hace muy feliz y al mismo tiempo siento una gran responsabilidad por ser el primer escritor en lengua portuguesa que lo recibe". Esas fueron las primeras y apenas audibles palabras de José Saramago en su casi salvaje baño de multitudes a primera hora de la tarde de ayer en la Feria del Libro de Francfort. Había verdadera expectación, suspense incluso. El escritor portugués tenía billete para regresar a Madrid a las 12.55 horas, justo cinco minutos antes de que se anunciase el galardón, y se fue al aeropuerto.Candidato al Nobel en los últimos años, ¿por qué decidía marcharse? ¿hablaría en Madrid, regresaría a Francfort? "No esperaba el premio. La esperanza de conseguir el Nobel disminuyó a medida que se los iban dando a otros autores. ¡Imagínense que me hubiera quedado en Francfort y se lo hubieran dado a otro escritor! No sólo habría perdido el billete de avión, sino que me habría sentido humillado". Su editor portugués, Ceferino Coelho, de Caminho, le convenció.

Su regreso a la Feria del Libro de Francfort fue apoteósico. "He tenido que ponerme una coraza porque si no hubiera llorado de emoción". Y no fue para menos. Se decidió convocar una improvisada rueda de prensa en la caseta de Portugal, y ahí, sin megafonía y con cientos de periodistas de medio mundo, se montó el cirio: portugueses, españoles y alemanes batiéndose bravamente por ver o escuchar algo, y todos peleándose con las cámaras de televisión. Y por si fuera poco no faltaron los admiradores portando rosas rojas y lanzando gritos de entusiasmo. El caos, golpes, empujones, medias rotas. Saramago se subió a una silla y pidió calma. No fue fácil conseguirla. Enviaron a los periodistas a una rueda de prensa en el Zentrum Presse, allí no sabían nada. Luego los mandaron a una sala en el pabellón de los electrónicos, sorpresa. La puerta indicada no era la correcta. Más carreras. Por fin todo se arregló y Saramago entró acompañado de la música lejana de unas trompas suizas procedentes del pabellón helvético. Pareció un homenaje, pero distrajo el sonido de la sala.

"Escritores, autores, colegas, tengo que deciros que el premio es vuestro, soy uno de los vuestros. Lo dedico no sólo a los portugueses sino a todos los que escriben en portugués". Desde hace varios años Saramago reside en Lanzarote, ¿considera que este premio es también un poco español? "Sí, lo están recibiendo en España como si fuera suyo". El escritor respondió con tranquilidad y paciencia a las preguntas. ¿Por qué se fue de Portugal? "En 1992 tuve un conflicto con el Ministerio de Educación y Cultura de mi país: me censuró para que no entrara en una terna para el Premio Europa de Literatura porque mi libro [El Evangelio según Jesucristo, 1991] era un atentado contra los sentimientos religiosos portugueses". El escritor consultó con su mujer, la española Pilar del Río, y decidieron instalarse en Canarias. Saramago rindió homenaje a Del Río; tan por sorpresa les ha pillado el premio que el matrimonio no ha estado junto para celebrarlo. Ella se quedó en Lanzarote. Saramago había viajado a Francfort para hablar con otros autores de cómo se puede ser comunista hoy. Una periodista mexicana le preguntó por su viaje a Chiapas. "¿Por qué me hacen estas preguntas? Mis ideas políticas son conocidísimas y nunca las he ocultado". ¿Y qué hará con los 985.000 dólares -unos 136 millones de pesetas-del premio? Contestó con humor: "Estamos acostumbrados a que los escritores sean pobres. ¿Acaso les preguntan a los futbolistas lo que ganan? No se trata de comprar tres coches ni cuatro vídeos, sino de dar buen uso al dinero. De momento solucionaré necesidades urgentes de personas cercanas y luego trataré de gastarlo de la mejor manera que pueda. Acepto cualquier sugerencia".

José Saramago, que hoy viajará a Madrid y que anoche se reunió con sus editores internacionales en Francfort, insistió repetidamente en que el Nobel contribuirá a la difusión y expansión del portugués como lengua literaria y de cultura, y añadió que otros autores de ese idioma hubieran merecido el premio antes que él. Toda la obra de José Saramago está siendo publicada en la actualidad por la editorial Alfaguara.

La decisión de la Academia sueca de adjudicar el Nobel de Literatura de este año a Saramago no ha sido precisamente una sorpresa en Estocolmo, ya que su nombre había estado entre los candidatos más señalados en los últimos días, y se sabía que había sido finalista el año pasado. La noticia fue recibida con satisfacción general en los círculos literarios. La Academia sueca, en su fundamentación, expresa que Saramago "con parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía, vuelve constantemente comprensible una realidad huidiza".

La Academia hace una revisión analítica de las obras del escritor portugués, y sostiene que su arte narrativo, desarrollado con obstinación y profundidades insospechadas, le confiere un lugar de alto nivel en el concierto de la literatura universal. Considera que su obra invoca una tradición que, de alguna manera, en el contexto actual, puede ser catalogada de radical. "Se trata de una obra que se presenta como una serie de proyectos que a veces se contradicen entre sí, pero que tienen en común representar tentativas de aproximación a la realidad".

En la semblanza biográfica de Saramago que traza la Academia se cita su procedencia de la clase trabajadora y se recuerda el momento, cuando tiene ya 60 años, en que alcanzó renombre internacional con la publicación de su novela Memorial del convento, de 1982. Historia del cerco de Lisboa, de 1989, y El Evangelio según Jesucristo son, a juicio de la Academia sueca, dos novelas que realzan considerablemente la estatura literaria del escritor portugués.

Acto de justicia

La designación de Saramago fue considerada además un acto de justicia porque, según palabras del catedrático de Literatura Comparada de la Universidad de Estocolmo Anders Cullhed, "era tiempo ya de que un escritor de lengua portuguesa, una de las pocas lenguas universales que no había recibido nunca el Premio Nobel, lo obtuviera por fin". Cullhed, que ha escrito un libro sobre la Generación del 27 y otro sobre Quevedo que será traducido al castellano con el título El tiempo del poema, sostiene que "la elección de la Academia debe haber sido difícil, porque otro compatriota del galardonado, António Lobo Antunes, tenía también méritos como para recibir el premio". A su juicio, "la mejor solución hubiera sido que ambos hubieran compartido el premio, algo que ha ocurrido varias veces en la historia de su adjudicación, pero que se interrumpió hace unos 20 años, tal vez por considerar que puede parecer que menoscaba el prestigio del galardonado". Para este catedrático, "Saramago es un escritor espléndido que ha escrito novelas de historia que también son de amor y que tiene la particularidad de dirigir una mirada tierna hacia los seres anónimos".Saramago es uno de los escritores extranjeros que tiene arraigo entre los lectores suecos, ya que se han traducido cuatro de sus novelas. La editorial Wahlström & Widstrand, una de las más antiguas de Suecia, que ha editado sus obras, se propone realizar ahora una gran edición de ellas.

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