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EL DEBATE TRAS LA TREGUA DE ETA

La oposición reprocha a Pujol que se ampare en el debate autonómico para no rendir cuentas

Enric Company

Los partidos de la oposición en el Parlamento catalán rechazaron ayer seguir el camino trazado la víspera por Jordi Pujol y no entraron al trapo de la discusión sobre si el modelo autonómico está agotado o no. El socialista Joaquim Nadal le dijo sin tapujos a Pujol que la reclamación de "más poder y más soberanía" formulada por el presidente de la Generalitat "suena a maniobra táctica" a rebufo de la tregua de ETA y a truco electoral. Josep Curto, del PP, le dijo que no intente "pescar en río revuelto". El debate derivó hacia el modelo de gestión de Pujol, que la izquierda considera agotado. Rafael Ribó, de Iniciativa per Catalunya (IC), y Nadal insistieron que "ha llegado la hora del cambio", tras los 18 años de gobierno de Pujol.

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La segunda jornada del debate parlamentario sobre la acción del Gobierno de la Generalitat estuvo marcada por la decidida voluntad de la oposición de poner a Pujol ante los problemas cotidianos. Pujol no rehuyó este campo, pero llevó siempre que pudo la discusión al plano general español. En unos casos para recordar a los socialistas, en respuesta a Nadal, que cuando gobernaba el PSOE se negaron a traspasar a la Generalitat servicios y competencias que se han obtenido con el Gobierno del PP. "Se han quedado por debajo de la derecha española", les dijo. Remachó el clavo reprochándoles que ahora mismo el PSOE se opone al traspaso de la becas universitarias ya acordado con el Gobierno de Aznar.En otros casos, en respuesta a Curto, Pujol reiteró que la reclamación de más "poder político y más poder económico" no admite demora. Y en especial la negociación de una nueva financiación. "Es la tregua de ETA la que se ha interferido, no nuestras demandas, que ya estaban formuladas", dijo. Subrayó que la revisión del sistema de financiación autonómica deberá iniciarse en el año 2000 y que el lehendakari, José Antonio Ardanza, "también habla del año 2000 como el momento de la negociación política sobre el problema vasco". Ante esta coincidencia, señaló Pujol, "procuraremos no perturbar, pero no podemos renunciar a nuestros planteamientos".

Acerca de estos plazos de negociación, el portavoz del Gobierno, Josep Piqué, respondió ayer a Pujol. Recordó que el sistema de financiación es para el quinquenio 1997-2001. "Si CiU mueve este debate a los tres años y medio, el Gobierno tiene derecho a decir que se discutirá cuando llegue el momento", replicó.

Los grupos de la oposición rivalizaron en la crítica al elevado nivel de endeudamiento acumulado por la Generalitat, que alcanza los dos billones de pesetas. Recordaron desastres como los incendios forestales de este verano, y pusieron sobre la mesa el descontento por la forma de aplicar la reforma educativa y por el elevado nivel de paro juvenil.

Continuidad o cambio

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Nadal comenzó su intervención recordando que muy cerca de "las suntuosas columnas" del Teatro Nacional de Cataluña "duermen bajo los puentes los nuevos niños de la calle", los menores magrebíes de los que nadie se hace cargo. Con este tono, Nadal llevó su intervención a la conclusión de que Pujol deja "una mala herencia" y que se ha convertido "en el obstáculo para el futuro de Cataluña".El portavoz socialista insistió repetidamente en que "ya no cuela" la excusa de la mala financiación autonómica argüida año tras año por Pujol para justificar las carencias de su acción de gobierno. Una cosa no quita la otra, argumentó, y son ya demasiados años escudándose en la financiación. Curto fue más allá y sostuvo que la situación financiera de la Generalitat "es comparable a la suspensión de pagos".

Ribó planteó abiertamente que Cataluña ha llegado a un final de etapa política "en la que el dilema es cambio o continuismo". Y, dicho de otro modo, una opción "entre conservadurismo y progresismo". Sostuvo que Convergència i Unió (CiU) carece de credibilidad alguna para encabezar la nueva etapa. "Dieciocho años gastan. ¿No son demasiados? ¿Hay alguien imprescindible en el país?", preguntó enfáticamente. Son demasiados años, se respondió, si además se acumulan el clientelismo, las corruptelas, el endeudamiento y fracasos en la gestión cotidiana como los puestos de manifiesto por los incendios forestales, por ejemplo.

Pujol no se dejó atrapar en el debate iniciado por Rafael Ribó. De acuerdo, le replicó. El dilema es entre conservadurismo y progresismo, dijo, porque en el fondo la reclamación de autogobierno es también progresista. Y la política de CiU es progresista, añadió, "como demuestra que nuestra prioridad sea la aplicación de la reforma educativa desarrollando la LOGSE, en lo que somos pioneros en España; y en la sanidad, y en tantos aspectos del bienestar social".

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