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Yeltsin destituye a Kiriyenko y recupera a Chernomirdin al frente del Gobierno ruso

El presidente Borís Yeltsin destituyó ayer de forma fulminante al primer ministro, Serguéi Kiriyenko, y a todo el Gabinete que éste encabezaba. Al frente del Gobierno, el líder ruso ha decidido poner nuevamente a Víktor Chernomirdin, el experimentado viejo zorro que últimamente estaba negociando con las diversas fuerzas políticas su posible regreso al poder. La decisión de Yeltsin ha sido recibida con sorpresa en Rusia y ahora todos se preguntan si seguirán aplicándose las medidas de emergencia introducidas el lunes pasado por el primer ministro saliente

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La crisis económica reventó ayer en crisis política. Chernomirdin vuelve por la puerta grande a la Casa Blanca rusa, a orillas del río Moscova, cuando se cumplen exactamente cinco meses desde que fue destituido, también de manera fulminante y por sorpresa, por el siempre impredecible Borís Yeltsin. La decisión de Yeltsin ha causado asombro en Moscú por varias razones. Primero, Kiriyenko, así como el presidente del Banco Central, Serguéi Dubinin, habían presentado su dimisión al líder ruso después de explicarle las medidas impopulares y dolorosas que había que introducir para salvar al país de la bancarrota total. Y Yeltsin las había rechazado, aceptando sólo la de su asesor económico Alexandr Livshits. Segundo, la mayoría de los observadores consideraba lógico que Kiriyenko siguiera en su puesto mientras continuasen los efectos negativos que en la población están provocando las medidas de emergencia. Porque nadie dudaba tampoco de que Kiriyenko sería al final la cabeza de turco que sacrificaría el presidente. Tercero, algunas medidas todavía están incompletas; ante todo, la reestructuración de la deuda interna.

Verdad es que la mayor parte del trabajo sucio ya lo ha realizado Kiriyenko: la devaluación del rublo, la suspensión del pago de la deuda interna y el aplazamiento de la deuda exterior que tienen los bancos y compañías privadas rusas. Naturalmente, quedan otras medidas por tomar para enfrentar la profunda crisis económica que vive Rusia.

Si destituir a Kiriyenko en estos momentos era algo ilógico, más aún lo es el nombramiento de Chernomirdin, por mucho que éste estuviera haciendo lo posible e imposible para recuperar el sillón de primer ministro. La culpa de la actual crisis se debe en gran parte precisamente a los errores cometidos por Chernomirdin en los cinco años y pico que presidió el Gobierno. Chernomirdin es culpable, ante todo, de haber permitido que se creara la pirámide financiera de los bonos del Estado, que finalmente terminó derrumbándose. Culpa suya es también el que se continuara elaborando de año en año presupuestos imposibles de cumplir y que el déficit fuera siempre en aumento. Finalmente, fue Chernomirdin el que mantuvo todos estos años un sistema donde las tres cuartas partes de la economía es de simple trueque. Esto es lo que causa los impagos entre las empresas, que a su vez conducen a los impagos de los sueldos.

Yeltsin deberá ahora presentar el nombramiento a la aprobación de la Duma Estatal. Es poco probable que Chernomirdin pase en la Cámara baja del Parlamento ruso por el infierno que tuvo que padecer su predecesor Kiriyenko para ser aprobado. La frenética actividad desarrollada en la Duma por Chernomirdin a mediados de la semana pasada es la mejor garantía de ello. El líder de Nuestra Casa es Rusia se entrevistó con el presidente de la Duma, Guennadi Selezniov; con el líder comunista, Guennadi Ziugánov; con el jefe del grupo Narodovlastie (Poder del Pueblo), el ex primer ministro soviético Nikolái Rizhkov, e incluso con el gobernador de Krasnoyarsk, Alexandr Lébed. Y a todos prometió un Gobierno de coalición en el caso de que le permitan volver a su antiguo puesto.

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Lo importante ahora es ver qué pasará con las medidas introducidas por el Gobierno saliente. Que son necesarias es algo que no duda ningún especialista. ¿Las asumirá Chernomirdin? Ésta es la gran incógnita. Si no lo hace, el país corre el peligro de volver atrás, a un sistema muy parecido al de la época soviética.

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