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Reportaje:

Nostalgia de la Lisboa romántica

"Ardió el corazón de Lisboa", coincidían los diarios de la capital. "El fuego arrasa el corazón de la Lisboa romántica", decía EL PAÍS en su primera página. Diez años después de la tragedia, el barrio del Chiado aún está lejos de su completa reconstrucción, pero intenta recuperar la solera de aquellos tiempos. Los comerciantes que han sobrevivido a una lenta agonía de litigios y burocracia se quejan de la ineficacia de las autoridades y de la competencia de los centros comerciales. Pero los lisboetas confían en que el Chiado recupere el alma de aquel barrio bohemio frecuentado por artistas que inmortalizó Fernando Pessoa."Fue la cosa más horrible del mundo. Nunca me podrá olvidar de aquel día", dice Manuel Mendonça, de 77 años, propietario de la sastrería Piccadilly, que recuerda con todo detalle aquel 25 de agosto de 1988: "El fuego se aproximaba por las alturas y arrasaba todo lo que pillaba; aquí, en mi puerta, se juntó casi todo el mundo, ¡hasta el presidente de la República!", entonces Mario Saores. El empleado del elevador de Santa Justa dió la primera voz de alarma. El fuego había comenzado de madrugada en los Almacenes Grandella, diseñados por el arquitecto George Damey, y se extendió durante la mañana por otros 17 edificios. El resultado fue una catástrofe: dos muertos, decenas de heridos, edificios de valor incalculable arrasados, centenares de comercios y pequeñas empresas destruídos, 1.117 trabajadores sin empleo y cerca de 3.000 vecinos evacuados.

Tras el primer impacto, un oleada de tristeza se abatió sobre la ciudad. Una gran parte de la Lisboa romántica había desaparecido. El incendio destruyó palacios construídos tras el terremoto de 1755, establecimientos de principios de siglo y cafés de la elegante belle époque. Entre las joyas del barrio estaban los Grandella; la pastelería Ferrari, de 1846; los Grandes Almacenes del Chiado, un antiguo convento del siglo XIX; la Casa Batalha, "fundada antes de 1635" o la emblemática Valentim de Carvalho, la más antigua editora de música de Lisboa, de donde desaparecieron algunas de las viejas grabaciones que guardaban la memoria musical de la ciudad.

El aniversario de la tragedia ha replanteado, una vez más, el futuro de esa zona de la ciudad. La reconstrucción del Chiado, dirigida por el arquitecto portugués Alvaro Siza, ha respetado su fidelidad hacia el pasado en una perfecta simbiosis ideológica, formal y funcional. Pero su completa recomposición aún está lejos de ser una realidad. Pedro Monteiro, del gabinete para la recuperación del Chiado, reconoce que "los litigios y desacuerdos entre los propietarios han provocado ciertos retrasos en los trabajos, pero se ha conseguido una reconocida homogeneidad con relación a los antiguos edificios; de eso no hay duda".

De los 18 inmuebles destruidos, aún quedan por rehabilitar cuatro, entre ellos el de los Almacenes Chiado, que se convertirán en hotel de lujo y centro comercial. No obstante, decenas de locales comerciales aún se encuentran cerrados por diversas causas y sin previsiones de apertura inmediata. María del Pilar Alecrim, propietaria de una conocida tienda de ropa para el hogar que lleva su apellido, reconoce que los comercios han atravesado "momentos muy difíciles, y aún nos esperan tiempos de crisis". "Durante años", dice, "sufrimos los problemas de las obras, después los trabajos del metro, y ahora tenemos una durísima competencia con los grandes centros comerciales. Muchos antiguos establecimientos no han podido volver a abrir porque les piden rentas insostenibles".

No obstante, los turistas siguen visitando en masa este barrio mundano y cosmopolita. Quieren ver cómo era la vida de los poetas y los pintores de antaño, los cafés y los comercios de principios de siglo. Y a pesar de la lentitud de las obras, los lisboetas son optimistas y confían en recuperar ese alma bohemia que siempre caracterizó al Chiado. El Diario de Lisboa explicaba en su crónica del 26 de agosto de 1988: "Una parte del corazón de Lisboa, de nuestra ciudad, de nuestro nombre, murió ayer. La nostalgia empieza hoy". Diez años después, la nostalgia de la Lisboa romántica sigue todavía presente.

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