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VERANO 98

El periplo planetario

RETRATOS

Tiene 36 años y se reconoce como "un navegante aficionado a la vela desde hace poco tiempo". Hace cuatro años Javier Soto abandonó la empresa familiar, vinculada al sector agrícola, para embarcar en un velero de 13 metros de eslora, el Pacani III, con el que ha llegado a dar la vuelta al mundo. Después de tres años y ocho meses de singladura acaba de regresar a su casa, en El Puerto de Santa María (Cádiz), con un pesado equipaje de "sensaciones y experiencias difíciles de explicar a los demás". Todo comenzó con un proyecto bastante más modesto. Junto a su amigo Epi, se propuso cruzar el Atlántico para encontrarse con su hermana, que en ese momento navegaba en aguas del Caribe. Una vez allí, conocida la grata experiencia de estas primeras semanas de singladura, Javier y Epi maduraron la idea de continuar recorrido, hasta circunnavegar el planeta. La decisión fue rápida y, confiando más en su instinto que en su razón, cruzaron el canal de Panamá y pusieron rumbo a la Polinesia francesa. A partir de aquí el Pacani III tocó puerto en Nueva Zelanda, Singapur -donde Epi desembarcó por razones profesionales, para ser sustituido a bordo por su también amigo Javier Fernández-, Sri Lanka, Maldivias, Mar Rojo, canal de Suez y Mar Mediterráneo. Durante los años de navegación Javier Soto ha aprendido mucho. Asegura que "el silencio y la soledad de las noches del océano me han ayudado a valorar cosas aparentemente banales", y que su contacto con pueblos indígenas de Asia le han enseñado a "relativizar la importancia de los problemas que provoca la sociedad occidental". "Ahora soy más tolerante y abierto a las inquietudes de los demás", asegura con una amplia sonrisa que delata su felicidad por estar de nuevo en casa y su poco disimulada intención de iniciar un nuevo viaje a medio plazo, " ¿por qué no?". Las actividades a bordo han sido muchas y el tiempo ha corrido muy rápido. Su travesía ha sido rodada con un equipo proporcionado por una productora de televisión y manipulado por el propio Javier. Su aventura será emitida por Canal Sur, en 13 capítulos, a partir de marzo del próximo año. El tiempo libre fue empleado en prácticas de buceo a mar abierto, largas conversaciones por radio con estaciones españolas y mucha lectura. "He leído más en estos años que en todo el resto de mi vida", reconoce. Lo que está claro es que Javier tardará en acostumbrarse a los hábitos de la vida en tierra "porque tengo aún puesto el chip de la rutina en el barco", una forma de vida que seguramente ya no le abandonará nunca. Insiste en animar a todos a que se pongan manos a la obra para hacer un viaje como el suyo, "porque el dinero, una vez comprado el barco, no tiene por qué ser un problema insalvable, la vida a bordo es mucho más barata que la que acostumbramos a tener aquí". Si quieren charlar con él, es fácil verle en las dársenas del Real Club Náutico de El Puerto o en la marina de Puerto Sherry, donde está amarrado su barco, un velero de 13 metros que descansa ahora tras haber surcado 30.000 millas marinas de uno a otro lado del globo.

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