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Dos de los ministros clave del Gobierno japonés prevén dificultades para salir pronto de la recesión

Xavier Vidal-Folch

El flamante primer ministro japonés, el conservador Keizo Obuchi, reiteró ayer su promesa de que tomará medidas rápidas para salir de la recesión, lo que volvió a reclamarle desde Sydney la secretaria de Estado de EEUU, Madeleine Albright. Pero sus ministros empezaron a matizarle. Un desliz del titular de Economía -el más creíble en Washington- deterioró el yen. El veterano Kiichi Miyazawa, nuevo responsable de esa cartera ministerial, manifestó ser partidario de aplicar una política no intervencionista respecto a la divisa nipona. "El mercado es más inteligente que el Gobierno", dijo.

"Prometí reducciones de impuestos de 6 billones de yenes", recordó, "y serán permanentes" (no sólo para un ejercicio), repitió Obuchi. Sin embargo, su ministro de Industria y Comercio Exterior (MITI), Kaoru Yosano, reconociendo que la reducción será global (rebajará el impuesto de sociedades desde el tipo actual del 46% al más común del 40%), puso en duda que afecte a uno de sus componentes, la imposición local sobre las empresas. "Hay que evitar una decisión rápida", precisó el primer ministro. "Lo más urgente es convertir la recesión en crecimiento", dijo también Obuchi, augurando la recuperación en "unos dos años". Pero su ministro responsable de la Agencia de Planificación Económica (APE), el novelista ex funcionario del MITI Taichi Sakaiya, que fue comisario de la exposición de Osaka (1970) y del pabellón japonés en Sevilla (1992), matizó que la economía puede "empeorar", pues la recesión es "extremadamente severa". Y anunció que será "imposible" alcanzar el objetivo de crecimiento del 1,9% (el ritmo actual es como mínimo del -3,5% anual) fijado para este ejercicio. Por ello será revisado -algo insólito en Japón- en septiembre. El desliz más grave lo cometió el titular de Finanzas, Kiichi Miyazawa, cuando opinó que "deberíamos dejar a los mercados financieros los movimientos del tipo de cambio exterior y de los precios de la bolsa". Los operadores coligieron que dejaba a la divisa japonesa en caída libre y vendieron yenes. Y aunque luego se vio obligado a rectificar ("Es lógico que se intervenga, si es necesario"), la moneda japonesa fue a la baja, hasta 143,77 unidades por dólar en Tokio y capotó en los mercados europeos, superando las 144. Obuchi intenta capear estos temporales que desbordan su ignorancia económica lanzando iniciativas en el ámbito que domina como ex ministro de Exteriores. Ya tiene concertadas cuatro entrevistas de alto nivel para otoño. Con Bill Clinton en Nueva York; con los presidentes chino, Jiang Zemin; y surcoreano, Kim Dae Jung, en Tokio; y con el ruso, Borís Yeltsin, en Moscú. Todos le preguntarán por la prometida reactivación económica.

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