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Entrevista:

"En Málaga se dignifica la profesión de escritor con la amistad"

Sólo dos rotundos libros de poemas publicados, ambos en la editorial Pretextos-Fondo, su recientísimo Todo lo contrario, que llegó a ser finalista del premio de la crítica, y algunos relatos cortos, han llevado a Juan Manuel Villalba (Málaga, 1964) a gozar del respeto de los conocedores de su obra. Prueba de tal respeto ha sido el homenajeque en la Sociedad Económica de Amigos del País de Málaga le dedicaron tres escritores indiscutibles, todos mayores que él: Rafael Pérez Estrada, Francisco Ruiz Noguera y Antonio Soler. "Que Todo lo contrario no haya recibido el apluso unánime y pase desapercibido es un insulto para la literatura: por eso le homenajeamos", dijo Soler. Pregunta. Explique el homenaje. Respuesta. Es sólo cuestión de cariño. Este homenaje viniendo de quien viene me parece un traje demasiado grande para mí, aunque precioso. Vamos, que me dejo querer. Pero como me pasan cosas tan raras últimamente, lo mismo me he muerto y no me he dado cuenta. P. Va a ser cierto lo de la generación de la amistad aquí en Málaga. R. Lo que hay es una dignificación de la profesión de escritor por medio de la amistad. Unos a otros nos multiplicamos y de repente resulta que dos más dos empiezan a sumar siete. P. ¿Es difícil recomendar poesía? R. Soy de los que piensan que vale más un buen poema que 90 con minúscula. O sea que no publicar es más importante que publicar. El escritor debe saber cuándo romper los papeles que ha escrito, aunque le cueste lo que no está escrito. P. Su poesía se mueve en un terreno interzonal: sueño y vigilia, paisajes naturales y recovecos urbanos, seres insignificantes con grandes historias... R. La realidad es siempre una mezcla de violencia y ternura. No entiendo literatura ni vida sin la esa mezcla de componentes, donde siempre está el contrario acechando. P. Y sus poemas parecen novelas comprimidas de gente corriente. R. ¿Es que la lírica está vedada a la gente común? La poesía tiene que ser una medicina o herramienta para al menos poder parchear los problemas de la gente. Las grandes tragedias son tragedias de cocina. Mi responsabilidad como escritor es derribar barreras para acercarme al mayor número de lectores. P. En su poesía el yo aparece poco. R. Es un disfraz. Me da mucho pudor hablar de mí mismo. Por eso invento vidas e historias para camuflarme. P. Ha participado en El Nadador, un relato de once escritores malagueños. Dicen que se vende muy bien. R. Ha sido el más vendido de la Feria del Libro. Lo que sí tiene gracia es que tangencialmente ha servido para darnos calorcito unos a otros. P. Pues los poetas suelen darse cera. R. Los poetas no. Algunos aficionados a la poesía.

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