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DESASTRE ECOLÓGICO

Las excavadoras y los camiones empiezan a retirar los lodos tóxicos del río Guadiamar

La Junta impulsará una campaña para mejorar la imagen de los productos andaluces

Alejandro Bolaños

Ocho días después del desastre en Doñana, la operación más urgente, la extracción de los lodos tóxicos del cauce del río Guadiamar, ha comenzado. Una veintena de excavadoras y cinco camiones empezaron ayer a trasladarlos a su depósito, en la corta de Aznalcóllar. Tras el cese de las disputas, el presidente de la Junta, Manuel Chaves, y la ministra de Medio Ambiente, Isabel Tocino, señalaron como objetivo de lavar la imagen de la vega del Guadalquivir. «El alarmismo ha perjudicado a productos que no están en absoluto contaminados», afirmó Chaves, que prometió una campaña de promoción.

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El presidente de la Junta y la ministra de Medio Ambiente asistieron al inicio de la operación de extracción de los lodos contaminados del cauce del río Guadiamar a la altura de Sanlúcar La Mayor (Sevilla). Chaves marcó el horizonte de las próximas iniciativas de las administraciones: «Los dos temas que más me preocupan son la situación de los agricultores afectados, y que el excesivo alarmismo perjudique a los productos de la zona».Para esto último, el presidente del Gobierno andaluz impulsará una campaña de promoción con el fin de contrarrestar la identificación de las cosechas hortofrutícolas de la zona con la riada tóxica.

La titular de Medio Ambiente, Isabel Tocino, apoyó las palabras del jefe del Ejecutivo andaluz. «La fresa de Huelva o los productos de la costa de Sanlúcar de Barrameda no tienen por qué sufrir las consecuencias de una alarma sin datos», afirmó la ministra. «Se han establecido todos los controles médico-higiénicos para evitar que productos contaminados lleguen a los mercados», apostilló.

Coordinación

Las tareas de limpieza del cauce del Guadiamar, fueron mostradas por ambos dirigentes como una prueba de coordinación de las dos administraciones. «Que a ocho días de la catástrofe tengamos ya un plan de extracción de lodos con máquinas trabajando, muestra que ha funcionado la colaboración», afirmó Tocino.A un lado del puente, veinte trabajadores de la empresa Boliden, propietaria de las Minas de Aznalcóllar, y tres excavadoras, empezaron penosamente su labor sobre el resbaladizo lodo, en el que las máquinas quedaron atrapadas varias veces. Al otro lado, un equipo aún más modesto de operarios del Ministerio de Agricultura hacía lo propio.

Chaves no pudo precisar cuánto tiempo tomará llevar los siete millones de toneladas de lodos a la corta de Aznalcóllar. Jesús Nieto, delegado provincial de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta en Sevilla, se atrevió con un pronóstico poco preciso. «Varios meses».

Más de un centenar de trabajadores y 25 máquinas, pertenecientes a Boliden, el Ministerio de Agricultura y la Consejería de Medio Ambiente, se desplegaron en tres tramos, desde la presa de la mina cuya rotura originó el desastre, hasta el Brazo de la Torre, canal del río Guadiamar donde los diques pararon la riada tóxica. Por la tarde, una pequeña tormenta paró los trabajos, aunque el Instituto de Meteorología descartó precipitaciones en la zona los próximos días.

La ministra de Medio Ambiente tampoco pudo concretar el coste de la operación. «No sólo son las obras de extracción, después vendrá la recuperación de las tierras». Tocino señaló que técnicos del Instituto Geominero, del Ministerio de Medio Ambiente, y de la Consejería de Industria de la Junta elaborarán en un mes un informe sobre cómo acometer la regeneración del suelo. «A la Junta, corresponde determinar qué suelos están contaminados», indicó.

Las tareas de extracción de los lodos fueron aprobadas el sábado por el comité de coordinación y fueron avaladas por los expertos. Pero ayer, la CEPA, asociación ecológica que denunció en dos ocasiones, en 1994 y en 1996, filtraciones en la balsa de las minas de Aználcollar, tildó de «irresponsable» la decisión de llevar el material contaminado a la corta de Aznalcóllar, agotada en 1996.

En un comunicado, los ecologistas afirman que en esta corta minera a cielo abierto «hay agua procedente del acuífero número 26». Según la CEPA, esto demuestra que el depósito no está impermeabilizado. «El acuífero Niebla-Posadas abastece de agua a varias poblaciones en Cádiz, Córdoba y Huelva», reza la nota de la asociación.

La CEPA, junto a otras asociaciones ecologistas, la cofradía de pescadores y partidos políticos de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) celebraron ayer una manifestación para exigir responsabilidades políticas por el desastre.

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