Atrapados por Estambul

Tal vez porque no son demasiados quienes dominan la propia lengua y la cultura de su país, no hay muchas películas bilingües y todavía menos que traten de un enfrentamiento de culturas. Una de las mejores excepciones a esta regla es El baño turco, una coproducción entre Italia y Turquía, con una pequeña participación española, gracias a estar rodada por Fetzan Ozpetek, un director y guionista debutante de gran sensibilidad.El baño turco es una obra muy personal que describe las peripecias de un matrimonio italiano que llega a Estambul, queda fascinado por la manera de ser de los turcos y su vida varía por completo. Dividida en dos partes, la primera narra cómo un joven italiano recibe la noticia (le que ha heredado una propiedad en Estambul de una olvidada tía y descubre qué se trata de unos baños turcos y poco a poco queda fascinado por la familia que los cuidaba, la desconocida personalidad de su tía y los turcos en general. La segunda parte cuenta cómo la esposa del joven llega a buscarlo a Estambul y también queda atrapada por la ciudad.

Como las mejores películas, El baño turco parece de gran simplicidad, un relato lineal, sin demasiadas complicaciones, pero encierra una extremada dificultad vencida con habilidad. En primer lugar, el cambio de punto de vista de la primera a la segunda parte, que pasa del marido a la mujer para dar una visión sobre el comportamiento del hombre, enriquecer el conjunto y llegar a convertirse la mujer en una reencarnación de la difunta tía que llegó a ser famosa en una ciudad desconocida.

Y, sobre todo, el enfrentamiento cultural, el choque de una manera de ser con otra que no tiene demasiados puntos en común, mostrado con extremada sutileza por Ozpetek en una sucesión de pequeños y bien articulados detalles. Desde la manera de entender la sexualidad hasta la forma de relacionarse con la comida. Tiene una especial importancia el trabajo de un amplio, muy diferente y bien dirigido grupo de actores italianos y turcos.