CiU pide al Gobierno que baje dos puntos las cuotas sociales y suba cinco el impuesto sobre beneficios

CiU apostó ayer por una tercera reforma laboral que contemple una rebaja de dos puntos en las cotizaciones sociales, compensada con un aumento de cinco puntos en el impuesto que grava los beneficios empresariales. El objetivo es favorecer la creación de empleo, una de las principales asigaturas pendientes del Gobierno. El vicepresidente segundo y ministro de Economía, Rodrigo Rato, no se pronunció al respecto pero dijo que para reducir el paro España necesita "reformas estructurales más agresivas" que el resto la UE. Respecto de la reforma fiscal, Rato siguió sin aclarar si se va a eliminar la desgravación por intereses de vivienda y sólo dijo que la actual favorece a las rentas altas.

Una vez comprobado que subir el IVA para compensar rebajas en las cotizaciones sociales no da los resultados esperados, los socios nacionalistas catalanes del gobiemo proponen ahora el subir impuesto de sociedades. Los calculos de CiU son que bajar dos puntos las cotizaciones sociales cuesta 320.000 millones de pesetas y que subir cinco el impuesto que grava los beneficios las empresas (del 35% actual 40%) permitiría recaudar 350.000 millones más.Esta propuesta fue formulada ayer por el portavoz parlamentario de CiU, Joaquim Mois, al ministro de Trabajo y Seguridad Social, Javier Arenas, y por el diputado de la coalición Frances Homs al titular de Economía, Rodrigo Rato. Arenas dijo que el Plan de Empleo que estudia el Gobierno sólo contempla rebajas selectivas de las cotizaciones sociales , mientras Rato se limitó a decir que estudiará la propuesta.

Rato compareció ayer ante la comisión de Economía del Consogreso por primera vez en el último año. En una sesión maratoniana de seis horas, deféndió los logros de la política económica en materia de empleo y reiteró las líneas generales de la reforma del impuesto sobre la renta. Señaló que el pasado año, con un crecimiento económico del 3,4%, empleo ha crecido un 3%, lo que supone que el 88% de la recuperación se ha traducido en elevación de puestos de trabajo, frente al 65% del año anterior.

Pese a ello, aseguró que con la llegada del euro España debeirá ir más deprisa que el resto de los socios de la UE en las reformas estructurales, porque su tasa de paro es la más alta y porque el Pacto de Estabilidad marca unas severas restricciones presupuestarias. Dijo que esas políticas han de ser "más agresivas" y en concreto se refirió a la reforma fiscal, la liberalización ecónómica, mayor competencia en la provisión de servicios públicos y la "modernización" del mercado laboral.

Los grupos de la oposición reconocieron el cumplimiento de los objetivos de convergencia pero le restaron méritos, criticaron el camino elegido e insistieron en la gravedad del problema del paro. Luis Martínez Noval (PSOE) dijo que la situación internacional ha permitido a España mejorar también su situación económica. Rato respondió que la diferencia es que antes los demás países conseguían avances en la reducción del déficit y la inflación y España se quedaba siempre atrás.

Joan Saura ( IC-Grupo Mixto) señaló que las medidas adoptadas han aumentado las desigualdades sociales, han supuesto recortes en infraestructuras y servicios públicos básicos y han ,beneficiado fiscalmente las rentas del capital. Por su parte, Felipe Alcaraz (IU) advirtió a Rato que "el empleo va a ser la tumba política del PP a medio plazo".

Respecto a la reforma fiscal, los grupos políticos se mostraron en esencia cautos hasta conocer cuáles son las propuestas concretas del Gobierno. Rodrigo Rato no aclaró ayer tampoco si en el nuevo impuesto sobre el renta desaparecerá la dedución por intereses hipotecarios. Solo dijo que este beneficio fiscal favorece las rentas altas y que el nuevo IRPF dará un trato más favorable que el actual a la vivienda y eliminará su tributación actual (el 2% del valor catastral del inmueble).