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Y a partir de ahora, ¿qué?

YOLANDA FERNÁNDEZ y EDITA PEREIRA Habría que remontarse, si la memoria lo permite, muchos años atrás para encontrar el anterior mínimo de inflación española en términos anuales. Ni más ni menos que al año 1961. El índice de precios al consumo (IPC) ha terminado 1997 con un crecimiento interanual medio del 2%, es decir, medio punto por debajo del obietivo fijado por el Banco de España y dos décimas inferior al objetivo que se había marcado el propio Gobierno.Este resultado más que positivo tiene, por otra parte, un valor añadido. Hay que tener en cuenta que se ha alcanzado en un contexto de expansión de la actividad económica.El favorable comportamiento de la inflación, así como las crecientes perspectivas de participación de España en la moneda única europea desde su inicio han impulsado un acelerado proceso de reducción de los tipos de interés en nuestro país. El Banco de España procedió a recortar de forma gradual el precio oficial del dinero en un punto y medio a lo largo del pasado año hasta situarlo en el 4,75%. El timing del proceso obedeció en un primer momento a la evolución de las variables macroeconómicas españolas, fundamentalmente, a la ausencia de presiones inflacionistas y un aumento moderado de la actividad económica. De hecho, y como se puede observar en el gráfico, una regla simple de política monetaria basada en la evolución de los fundamentos macroeconómicos (inflación y crecimiento) hubiera aconsejado los recortes del tipo de intervención en la primera parte del año.A comienzos de 1997, la fuerte desaceleración de los precios permitió alcanzar -también con celeridad- el objetivo de inflación previsto por el Banco de España del 2,5% en febrero y tres meses después el aumento de los precios al consumo tocaba suelo en el 1,5%. Esta senda de precios tuvo su correspondencia en los recortes del tipo de intervención llevados por el Banco de España que se iniciaron ya el 16 de enero con un descenso de 25 puntos básicos (el cuartillo de punto) hasta el 6%. Con posterioridad a estas primeras actuaciones, y en un contexto en el que el consumo privado todavía no mostraba signos preocupantes de reactivación, el banco emisor acometió la segunda bajada de igual magnitud hasta el 5,75% en marzo y con los dos nuevos movímientos a la baja realizados en abril y mayo el tipo de intervención se situaba ya en el 5,25%. A medida que avanzaba el año 1997,la evolución de las condiciones económicas ponían en duda el margen de bajada adicional de los tipos de interés por factores debidos a causas internas. Se producía un suave repunte de la inflación debido un comportamiento menos favorable de los precios de los alimentos, la apreciación de dólar estadounidense de los meses de verano y el intenso incremento de los precios de los servicios turísticos; además, los indicadores económicos incidían en el dinamismo de la demanda interna. La autoridad monetaria optó por la prudencia y retrasó hasta el mes de octubre la decisión de acometer un nuevo recorte de 25 puntos básicos en el tipo de decenal, una vez presentado el proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para el año 1998. A partir de entonces el factor euro se incorpora con mayor intensidad en la toma de decisiones de política monetaria y el Banco de España dirige la mirada hacia Alemania, mas allá de lo que las condiciones económicas internas le puedan sugerir. Prueba de ello fue el último recorte en los tipos de interés que acometió el Banco de España cuando se conoció el dato de inflación del mes de noviembre, aprovechando el clima bajista instaurado en el mercado. El Banco de España tiene que estar satisfecho de los resultados ya que ha cumplido con éxito la tarea de velar con la estabilidad del nivel general de los precios. El reto se plantea realmente a partir de ahora. Con la economía doméstica apuntando hacia tasas de crecimiento por encima del 3,5% y con unas perspectivas de inflación que hoy superan la tasa del 2% -objetivo del banco central para 1998-resulta llamativo que la bajada de tipos de interés esté en la agenda del Banco de España.Yolanda Fernández y Edita Pereira son responsable del área de coyuntura y economista de AFI.

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