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El Sinn Fein exige que se procese a los responsables del 'domingo sangriento'

El movimiento republicano irlandés eligió ayer la sombría conmemoración de la matanza de 14 civiles desarmados a manos de tropas británicas en 1972 para exigir una acción judicial contra generales y soldados de Londres. Martin McGuiness, el número dos del Sinn Fein, el frente político del Ejército Republicano Irlandés (IRA), introdujo así la demanda de un proceso contra los jefes de los paracaidistas británicos que hace 26 años dispararon contra una manifestación de católicos en un brutal acto de represión que ha pasado a la convulsionada historia de Irlanda del Norte como el domingo sangriento.

Hasta anoche no se conocía una reacción oficial del Gobierno de Londres. El primer ministro laborista, Tony Blair, prometió el jueves pasado reabrir una investigación de la matanza por un nuevo tribunal de justicia. A éste se le proporcionarán "nuevas pruebas" obenidas por los Gobiernos de Londres y Dublín que podrían echar por tierra el controvertido veredicto de una comisión que en 1972 exhoneró a los militares británicos.Insistiendo en que para conseguir la paz en Irlanda del Norte es indispensable "establecer la verdad sobre el domingo sangriento", Blair ha dejado abierta la posibilidad de que el tribunal haga comparecer al primer ministro de entonces, Edward Heath, que encomendó la primera y altamente refutada investigación a Lord Widgery. En Irlanda nadie olvida que fue el propio Heath quien dijo a Widgery: "No estamos solamente involucrados en una guerra contra los terroristas. Ésta también es una guerra de propaganda".

McGuiness y el presidente del Sinn Fein, Gerry Adams, se sumaron ayer a cerca de 20.000 irlandeses que marcharon en silencio por las mismas calles por las cuales la manifestación de nacionalistas hace 26 años terminó en la matanza en Londonderry. Desfilaron detrás de familiares de las víctimas que portaban crurces blancas luego de participar en un solemne acto conmemorativo en el monumento a los mártires de Derry, cuyos nombres están inscritos en una columna de granito en el barrio de Bogside, a las puertas de la ciudad antigua

"La verdad se impondrá"

"No dudamos de que la verdad se impondrá", declaró Jean Hagerty, hermana de uno de los 14 muertos, en un breve discurso durante la ceremonia que se celebró bajo una intensa lluvia. Las condiciones del tiempo no impidieron sin embargo una fuerte afluencia a la marcha, que produjo interesantes indicios. Por un lado, la ausencia de discursos incendiarios destacó una creciente voluntad de reconciliación y discreta confianza en el propósito de Blair. "Es hora de que nos concentremos en lograr la paz", proclamó una mujer. Por otro, los paramilitares protestantes se abstuvieron ayer de lanzar amenazas, como lo habían estado haciendo cotidianamente a lo largo de la semana pasada.John Kelly, cuyo hermano Michael, de 17 años, fue abatido a balazos el domingo sangriento, destacó que por primera vez existe la esperanza de que se haga justicia. "Esperamos que el nuevo tribunal actúe con veracidad y justicia", declaró. "Blair ha dado un paso en la dirección correcta", opinó por su parte Michael McKinney, que también perdió a su hermano. "Es un paso valiente. Ojalá que sea para establecer la verdad".

Los nacionalistas irlandeses sostienen que, contrariamente al informe Widgery, en el incidente que, en el plano político, dañó gravemente las relaciones entre Londres y Dublín, ninguno de los manifestantes católicos estaba armado cuando los soldados cargaron contra ellos. Haciéndose eco de los llamamientos en favor de la largamente esperada solución pacífica al conflicto en el Ulster, el papa Juan Pablo II declaró en el Vaticano que se sentía "alentado" por el diálogo entre las comunidades de católicos republicanos y protestantes del Ulster.

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