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20 creadoras se sirven del humor, el drama y el sexo para analizar los arquetipos femeninos

Sombras de Venus prehistóricas realizadas con botellas de detergente, superheroínas de cómic a la conquista del planeta-sexo masculino, videos documentales sobre mujeres violadas y el amor lésbico representado por dos cajitas de queso francés son algunas de las propuestas que pueden verse en la exposición Cómo nos vemos. Imágenes y arquetipos femeninos, que hoy se inaugura en el centro cultural Tecla Sala de L'Hospitalet del Llobregat (Barcelonés). La exposición es un intento de revisar los mitos y tópicos sobre. las mujeres en la historia del arte a través del trabajo, a veces irónico y otras dramático, de 20 artistas españolas o residentes en España pertenecientes a las últimas generaciones.

"Quería estudiar si existe una manera femenina de ver el mundo y si ésta se expresa en ciertas obras de arte hechas por mujeres", explica Victoria Combalía, comisaria de la exposición, que hasta el 20 de marzo se presenta en la Sala Molí de Tecla Sala y que en febrero de 1999 se mostrará en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. "Como el tema es muy amplio, me centré en dos aspectos específicos: por una parte la mujer en sí misma y por otra la reinterpretación de los arquetipos femeninos tradicionales". Resultó que sí, que arquetipos como el que confronta a la virgen y a la puta continúan funcionando y que diferentes artistas los han revisado en sus trabajos, aunque en la mayoría de los casos no es éste el tema fundamental de sus creaciones.Además del tema, otro factor que destaca en la exposición es el hecho de que la selección comprende a mujeres artistas que residen en diferentes ciudades españolas -predominan Madrid, Bilbao, Valencia y Barcelona- cuya media de edad abarca entre 25 y 35 años y que en general abordan las cuestiones feministas desde una actitud irónica y combativa.

La exposición se abre con una pieza de Begoña Montalbán, de 1993, en la que la artista representa las caderas de una mujer con una abertura central ribeteada con presillas. En el mismo espacio, varios vídeos que forman parte de la instalación Backseat (asiento trasero), de Terry Berkowitz, se van sucediendo yuxtaponiendo imágenes metafóricas con el relato de mujeres violadas que explican sus experiencias.

El arquetipo de la maternidad aparece en la exhibición de la mano de la fotografía Aguas nutricias, de Ouka Lele; la mujer arpía, mediante una fotografia de Nerea Orbegozo; las venus prehistóricas a través de una instalación de Eulàlia Valldosera que proyecta la sobra de banales botellas de detergentes; el erotismo en una fotografía en blanco y negro de Alejandra Weil en la que aparecen entrelazados los cuerpos de ella y su amante; y el deseo lésbico mediante dos simples cajitas de queso Caprice de Dieux, ingerido previamente, situadas en la pared a la altura del sexo, del colectivo Helena + Ana.

En algunos casos, las imágenes son directas, como es el caso de Elena de Rivero o Concha Prada, y en otros tienen un carácter ambiguo y metafórico, como la escultura de Txaro Fontalba, Rostro-útero, en la que el rostro está realizado con un urinario, o las obras fotográficas u objetuales de Ana Busto, Maggie Cardelús, Ana Laura Aláez, Susy Gómez, Alicia Martín, María Zárraga, Natividad Navalón o las valencianas Equipo Límite.

Propuestas como la muñeca futurista híbrido de mona y mujer de Bene Bergado o las fotografías, Colonización del planeta P., de Estíbaliz Sadaba, combinan autocrítica y humor.

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