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Entrevista:

"Ahora la incertidumbre en Asia es poca"

, Krugman es todo un provocador. Dicen de él que no le intimidan las autoridades, ni las intelectuales ni las políticas, y así lo ha demostrado en las críticas vertidas en sus artículos. Formado en el mítico Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), levantó toda una polvareda al arremeter contra las recetas económicas milagrosas de los hasta hace poco gurús de moda. En su paso por Madrid para asistir a una reunión del Instituto de Empresa, ha advertido a los eufóricos europeos de futuras decepciones sobre el euro y ha avisado a los americanos de que el crecimiento está al borde de su límite. Pregunta. Europa se despierta cada mañana pensando en Asia. ¿Esta crisis será larga y profunda?Respuesta. Tengo la impresión de que hemos encontrado solución para la mayor parte de los problemas financieros, pero ahora la incertidumbre es política. No sé si los políticos serán capaces de llevar adelante los cambios tan profundos que se les están pidiendo. En cualquier caso, creo que la situación puede estabilizarse los próximos meses, hacia fin de año, pero tengo que admitir que esto lo he manifestado al menos una vez al mes durante el último semestre.

P. También dijo ya hace años que el milagro asiático no era tal, y advirtió de crisis monetaria en esa región.

R. Sí, pero no del calado de la que está habiendo.

P. ¿Cómo es posible que se repita ahora en Asia algo parecido a lo que ocurrió en México? ¿Es que no se aprendió nada?

R. Sí, pero no lo suficiente. Desgraciadamente, los asiáticos han conseguido ser pioneros en un nuevo modelo de crisis, con problemas ajenos a la balanza de pagos y ligados a la financiación oculta del Gobierno a las grandes instituciones. No se ha establecido claramente la línea que separa lo privado de lo público, ha habido un exceso de inversión en activos especulativos, ha habido demasiado entusiasmo por parte de unos inversores que no sabían bien qué es lo que pasaba y, claro, la bomba ha estallado.

P. ¿Y cuáles son los efectos de la explosión?

R. Pues es un duro golpe para los países industrializados, pero no tan importante como parece. El comercio de Europa en su conjunto con esa región no supera el 1% del PIB, así que creo que la crisis asiática tendrá efectos marginales, aunque se notará más en los mercados financieros.

P. ¿Llegará la crisis a China?

R. Bueno, tiene un sistema bancario muy vulnerable, pero no es una parte tan fundamental de la economía como en el sureste asiático; su endeudamiento exterior es pequeño y no se ha apoyado tanto en el flujo de dinero extranjero, así que está en mejor situación. De todos modos, la economía china tiene mucho de misterio, sus estadísticas son ciencia-ficción y puede haber monstruos en el fondo del lago.

P. ¿Qué pasaría si salieran a la superficie?

R. Lo peor que se podría dar sería la quiebra generalizada de los bancos, el colapso del sector privado, y el desempleo. En definitiva, los efectos serían más bien de carácter doméstico.

P. ¿Llegará la crisis a Latinoamérica?

R. No parece, porque sus economías son menos vulnerables que las de Asia. Quien más puede sufrir es Brasil, pero en general Latinoamérica aprendió, de la crisis de 1995.

P. ¿Le parecen correctas las medidas impuestas por el Fondo Monetario Internacional?

R. De sus tres recetas dos: la drástica reforma del sistema financiero y altos tipos de interés para defender las monedas, son necesarias. Hay otra, que es la austeridad fiscal, que considero errónea. Esa medida hay que aplicarla en una crisis monetaria causada por un déficit presupuestario convencional, pero no es este caso. La crisis asiática es fundamentalmente financiera. Imponer austeridad presupuestaria añadirá más contracción a la situación. Estos países necesitan una política más expansiva. En cualquier caso, simpatizo con el Fondo Monetario. Las cosas estaban ocurriendo muy deprisa, había que actuar y así lo hizo. Lo que pasa es que ahora puede ser el momento de replantear algo sus planes y eliminar la exigencia de austeridad fiscal.

P. ¿Cree que Occidente, después de haber impuesto la globalización, es capaz de gestionarla?

R. Ninguna institución puede controlarla plenamente, pero las instituciones internacionales que tenemos no son malas.

P. Pero, ¿pueden los Gobiernos hacer frente a los efectos que está causando la total libertad en el movimiento de capitales?

R. Sí pueden. Muchos lo han hecho mal, pero otros como Gran Bretaña o Canadá se las arreglan muy bien.

P. A veces parece que tiene más poder Soros que los gobiernos

R. Los gobiernos siempre pueden más. Tienen el poder de regular los mercados, de limitar los movimientos de capitales...

P. Esa medida no parece muy popular. ¿La cree necesaria?

R. Pienso que poner algunos límites en el flujo de capital a corto plazo en países en vías de desarrollo sería una buena idea.

P. ¿Es necesaria una política concertada para evitar una mayor apreciación del dólar?

R. Sería muy improbable y muy difícil definir un objetivo muy rígido. Además, desde un punto de vista económico un yen débil es bueno, aunque claro, tiene el inconveniente del impacto político, de la opinión de los proteccionistas norteamericanos. Japón tiene una economía muy debilitada y necesita tener los tipos de interés bajos, mientras en Estados Unidos empieza a haber síntomas de repunte de inflación. Debilitar el dólar y fortalecer el yen sería justamente lo contrario de lo que ambas economías necesitan.

P. Una de las claves de la actual situación económica es el continuado crecimiento de Estados Unidos. ¿Cuánto durará?

R. El secreto del éxito de Estados Unidos ha sido una asombrosa moderación salarial, pero eso está empezando a cambiar porque hay demanda de empleo que tensiona al alza los salarios y la inflación. Así que creo que el crecimiento en Estados Unidos en un breve espacio de tiempo bajará a algo menos del 2%.

P. ¿Cree que el americano ha sido un buen modelo?

R. Ha sido duro e injusto, pero los países europeos que quieran avanzar en el problema del desempleo tendrán que caminar en esa dirección.

P. ¿Cómo ve los intentos que está haciendo Francia para paliar el desempleo?

R. La reducción de jornada es una manera de no solucionar el problema; es no comprender lo que pasa.

P. ¿Funcionará la unión monetaria?

R. Desde luego existirá, porque lo leo en los periódicos. Pero Europa pasará una dura etapa durante los años siguientes a su puesta en marcha, la gente se preguntará: ¿Qué hemos hecho?

P. ¿Por qué?

R. Porque Europa se quedará como ahora, es decir con unos países con mucho desempleo que la unión monetaria no va a solucionar. Y existe el riesgo añadido de que el nuevo Banco Central Europeo sea más duro que el Bundesbank para demostrar su autoridad, y de que haya ataques al euro en ese periodo en el que la moneda única sea una realidad, pero todavía no exista físicamente. Todo eso puede crear malestar.

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