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Dos gotas en el océano o el océano mismo

, Que la Administración vasca sólo pueda remontarse a 1992 para garantizar la adecuación al respeto a los derechos humanos y los principios democráticos de los materiales didácticos usados en la enseñanza del euskera en centros subvencionados no deja de ser un síntoma más de la anormalidad en que se han desarrollado algunas cosas en el País Vasco.

No es un secreto para nadie que en el mundo del euskera hay una presencia mayor de simpatizantes del radicalismo abertzale que de otras referencias del ámbito político, incluido el nacionalismo democrático. Por la razón de que para cuando la Administración vasca se puso en marcha, había ya colectivos, fundamentalmente AEK, cuyo dinamismo en relación con el euskera nadie puede negar, que habían estabilizado una estructura dedicada a la enseñanza del idioma. De hecho fue alguien tan poco sospechoso como el senador socialista Mario Onaindia quien medió entre esa coordinadora y la consejería de Cultura, entonces dirigida por Joseba Arregi, para que se subvencionaran sus actividades. Onaindia es partidario de que ese convenio se mantenga: "Al fin y al cabo, AEK tenía 15.000 alumnos que iban allí porque era lo que había y no tenían por qué verse perjudicados por una situación de continuo enfrentamiento con la Administración. Lo único que debe ocurrir ahora es que se tomen medidas contra los responsables, pero es precisamente ese convenio el que da al Gobierno autoridad para intervenir y evitar situaciones similares", razona.

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Daño irreparable al euskera

La escasa presencia de lo público en la enseñanza del euskera explica, para el académico vasco Jose Luis Lizundia, estos episodios que "por aislados que sean causan un daño irreparable al euskera". Lizundia reprocha al Gobierno vasco haber abandonado en manos privadas la alfabetización y la euskaldunización y no haber construido una red pública de euskaltegis. Para el escritor vasco Josean Sagastizábal, autor de uno de los libros en euskera más vendidos, Kutsidazu bidea, Ixabel (Muéstrame el camino, Isabel), sobre las tribulaciones de un estudiante de euskera que perfecciona el idioma en un caserío, la cuestión está en determinar si se trata "de dos gotas en el océano o del océano mismo". Sagastizabal, que fue profesor, durante 12 años en uno de los cuatro euskaltegis piloto de la red pública que HABE quiere creer lo primero, pero no deja de señalar que el porcentaje de vascohablantes, el 27% de la población vasca, se dobla y aún más entre quienes conectan con las ideas radical -abertzale. Por su parte, una docente de un centro guipuzcoano de AEK, que reserva su identidad, afirma que "es imposible controlar, salvo a posteriori si hay una denuncia, el mal uso que un profesor pueda hacer de su trabajo en una clase.

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