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Nieto dice que "el saber universitario tiende a no divulgar conocimientos"

El nuevo premio nacional de ensayo se ha convertido en un autor de éxito

Miguel Ángel Villena

Es catedrático de una materia tan árida como Derecho Administrativo, pero sus libros se reeditan una y otra vez. Aspira al rigor, pero también a que sus tesis sean conocidas más allá de los círculos de los especialistas. Con éxitos de ventas como La organización del desgobierno (Ariel), un texto ya clásico, Alejandro Nieto, flamante premio nacional de ensayo, afirma: "El saber universitario tiende a ser opaco y a no divulgar conocimientos. Muchos profesores piensan que si las cosas se saben, la gente pierde el respeto. Por esa razón antes se enseñaba en latín".

No le gusta nada a Nieto esa imagen del profesor encaramado en un púlpito mientras se dirige a un auditorio de eruditos escogidos. Su afán de conocimiento ha venido siempre acompañado de "la avidez por hallar nuevos lectores". "Todos tenemos necesidad de que nos escuchen los demás", señala, "y además hay fenómenos que interesan a mucha gente. Es evidente que resulta más difícil la divulgación de matemáticas o de física que de otras disciplinas. Pero la economía, por ejemplo, preocupa a todo el mundo y, cuando lees un libro sobre economía, lo más probable es que te rindas en la página 50. En lo que a mí respecta el Derecho no es una ciencia arcana y hoy aparece como algo fundamental conocer cómo es y cómo funciona la Administración".Nacido en Valladolid en 1930, Alejandro Nieto figura entre las personas que mejor conoce la Administración en España, su evolución, los problemas de los funcionarios, las reformas pendientes... El que fuera presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas en los últimos tiempos de UCI) y los primeros del PSOE ha visto este año reconocida su trayectoria. No sólo se trata del Premio Nacional de Ensayo, sino de la edición actualizada de La organización del desgobierno, que incluye ahora la etapa de los socialistas, y de la aparición de un estudio serio y lúcido titulado Corrupción en la España democrática, editado por Ariel.

"Escribir en un castellano accesible, al alcance de cualquiera ha sido siempre mi objetivo. Está claro que el rigor exige precisión conceptual y terminológica, pero todo es susceptible de ser divulgado. Además escribir para un público que abarque más allá de los universitarios me parece necesario y me resulta más divertido. La meteorología es una ciencia complicada, pero su explicación se ha convertido en un elemento cotidiano en televisión".

Su pasión por el conocimiento le llevó a escribir Los primeros pasos del Estado constitucional (1833-1840), el libro premiado, porque le parecía una época muy poco estudiada dentro de un siglo XIX que Nieto juzga bastante analizado por los historiadores españoles. Pero, de un modo u otro, Alejandro Nieto vuelve a su tema preferido de la reforma de la Administración, esa eterna asignatura pendiente de los gobiernos desde hace dos siglos. Al enjuiciar la etapa socialista Nieto atribuye "al miedo a una rebelión de funcionarios y a la necesidad de planificación a largo plazo" que el PSOE no se atreviera a una reforma de la Administración.

Reforma y corrupción

"Me consta", comenta, "que Felipe González leyó La organización del desgobierno e incluso lo regaló a algunos ministros, pero no quiso coger el toro de la reforma administrativa por los cuernos. Debió pensar que ya tenía bastantes problemas con la economía o con el terrorismo como para lidiar otro toro. Al final el PSOE resolvió con pactos con los sindicatos, a espaldas de los funcionarios y del Parlamento, las cuestiones que afectan a la Administración". Esta actitud provocó, según Nieto, la decepción profunda de los funcionarios con los socialistas.Nieto sostiene que la corrupción política se superpone a la administrativa en un círculo vicioso. "¿Cómo van a reprimir los gobiernos las corruptelas de los funcionarios cuando altos cargos son los primeros en corromperse?" se pregunta. "Al fin y al cabo", añade, "los miles de millones de pesetas recaudados en el caso Filesa y las inspecciones de obras que algunos arquitectos hacen de noche y con las gafas oscuras son dos caras de una misma moneda".

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