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NECROLÓGICAS

En memoria de José Luis Messía

Por un guiño del destino, José Luis Messía, marqués de Busianos, embajador de España, ha venido a morir justo 20 años después de lo que él siempre consideró, y con buenos motivos, su mayor logro diplomático. Fue el 24 de noviembre de 1977 cuando su extraordinaria labor profesional abrió a España, en los albores de la transición democrática, las puertas del Consejo de Europa.Con la distancia de las dos décadas transcurridas y los grandes cambios ocurridos en España y en el mundo, ese hecho podría quedar difuminado y, sin embargo, tuvo una importancia trascendental. El ingreso de España en el Consejo de Europa, pocos meses después de las primeras elecciones democráticas, superó de golpe 40 años de aislamiento respecto de la Europa de las libertades y fue un paso crucial para emprender el camino que conduciría, ocho años más tarde, al ingreso en la Comunidad Europea. Era el espaldarazo de la Europa democrática a un proceso de transición en España que todavía parecía un tanto frágil y que aún no había granado con la adopción de la Constitución de 1978. Ahí es donde se encuentra todo el valor de la gestión desarrollada por José Luis Messía.

El genio de Messía consistió encontrar con imaginación la fórmula que permitiría el milagro de conseguir el rápido ingreso de España, respetando a la vez las exigencias sustantivas del Consejo de Europa. En contacto con los parlamenterios europeos de las principales fuerzas políticas, Messía produjo la piedra filosofal: una declaración solemne, suscrita por todos los partidos con representación parlamentaria y endosada por el Congreso y el Senado, por la cual todos ellos se comprometían ante el Consejo de Europa a adoptar en los más breves plazos una Constitución democrática que garantizase los derechos y libertades contenidos en el Convenio Europeo de Derechos Humanos y en la Carta Social Europea.

Esa declaración, respaldada con la presencia de varios dirigentes políticos españoles de diversas ideologías en los debates de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, fue el "ábrete sésamo" que en un plazo récord propició el ingreso de España en el Consejo más de un año antes de que España contase con su Constitución. Era una entrada por la puerta grande en la Europa democrática, relatada por el propio José Luis Messía en su libro Por palabra de honor. La entrada de España en el Consejo de Europa.

Algo que Messía, quizá por modestia, no recoge, pero que es de justicia subrayar, es que esa declaración solemne de las fuerzas políticas españolas fue la primera expresión formal del consenso constitucional, que habría de dar su fruto con la Constitución de 1978. De esa manera, Messía contribuyó a configurar algo que estaba en el ambiente del momento, pero que todavía estaba por plasmarse. Por todo ello, José Luis Messía merece tener un lugar eminente no sólo en los anales de la diplomacia española, sino en los de la historia de España.

José Luis Messía, que representó a España ante el Consejo de Europa antes y después de nuestro ingreso (de 1962 a 1970 y de 1976 a 1983), convirtiéndose así en nuestro hombre en Estrasburgo" , hizo otras muchas cosas al servicio de España: fue secretario general del Instituto de Cultura Hispánica, representante adjunto en las Naciones Unidas y director general de Relaciones Culturales. Culminó su carrera como embajador de España en Buenos Aires (1983-86), donde apoyó la restaurada democracia argentina, capitaneada por Raúl Alfonsín.

Doctor honoris causa por la Universidad de Estrasburgo, recibió en 1987 en Luxemburgo el Gran Premio Bech al Mérito Europeo. Por encima de todo se lleva la admiración y el afecto de cuantos le conocimos y de quienes aspiramos a ser considerados como discípulos de su buen hacer ' profesional, de su hombría de bien y de su dedicación al servicio de España y de la convivencia democrática entre los españoles y entre todos los europeos.

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