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"Espero lealtad de Acosta"

Jaime Lissavetzky, de 46 años empieza su segundo mandato como secretario general de la FSM. Doctor en Ciencias Químicas, casado y sin hijos, ha sido consejero durante las tres legislaturas que presidió la Comunidad de Madrid Joaquín Leguina, de quien es amigo, así como del portavoz del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. Desde que los socialistas pasaron a la oposición es la voz contra Alberto Ruiz-Gallardón. Su vida profesional estará siempre en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, a cuya plantilla pertenece como investigador en química médica. En cualquier caso, sugiere a Ruiz-Gallardón y al alcalde, José María Álvarez del Manzano, "que empiecen a preocuparse".Pregunta. ¿Espera lealtad de José Acosta?

Respuesta. Por supuesto. Creo que ya ha existido cuando trabajamos juntos en la comisión ejecutiva anterior. Lo destaqué en el informe de gestión. Es un valor del socialismo.

P. Los partidarios de Acosta les culpan a ustedes de que no haya habido integración.

R. Creo que ahora ya casi es historia. Hemos hecho una integración, por ejemplo, con Izquierda Socialista, que está en nuestra candidatura. Yo mismo he intentado proponérsela a Acosta a partir de que fuera Cristina Alberdi la presidenta y yo el secretario general. Así, estaba abierto a cualquier negociación y no se nos aceptó. En definitiva, hay una mano tendida para que sigamos trabajando todos por el socialismo de Madrid.

P. ¿No teme que haya nacido el sector crítico?

R. Ha habido dos candidaturas. La crítica viene bien para avanzar. El tiempo verá hacia dónde camina la federación.

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P. ¿El pacto que se conocía como el de la mesa camilla ha terminado en la FSM?

R. Sí, y afortunadamente, porque creo que había una sensación negativa dentro de los militantes más de base de que se llegaba a acuerdos en tomo a dos, tres o cuatro personas. Por eso he querido que se expresaran los militantes no diré que de una forma más libre, que siempre lo han hecho, sino de una manera más colectiva. Creo que ha cambiado en alguna medida la manera de hacer política dentro de la federación.

P. ¿Comparte la interpretación de la prensa de que Felipe González vino a darle un espaldarazo?

R. La verdad es que yo fui el primer sorprendido de que viniera. Me enteré cinco minutos antes porque avisaron de seguridad y le recibí en mi despacho. Nos tornamos un café y no hablamos del congreso ni un par de minutos. Estuvo charlando de otros temas. Pienso sinceramente que no vino a darme un espaldarazo. Creo que tenía esa mañana libre y le apetecía venir al congreso madrileño.

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