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Pictorialimo

Aunque jamás se dedicó profesionalmente a la fotografía, José Ortiz-Echagüe es una de las citas obligadas de la historia del medio en España, concretamente el referente clave de la corriente tardopictorialista. De gran influencia entre sus contemporáneos, para las generaciones que le sucedieron su producción se convirtió en el paradigma de lo que no había que hacer con una cámara.Paradójicamente, en radical oposición a las técnicas de composición pictóricas y a los artificios que utilizaba en su producción, llegó a afirmar: "Aborrezco cualquier intervención que tienda a imitaciones pictóricas y no deseo que se me clasifique entre los que en el mundo anglosajón se denominan pictorialistas". Lo cierto es que su pasión por todo aquello que aproximase una fotografía a una pintura le llevó a la utilización de recursos técnicos poco comunes con tal de que la toma tuviera un carácter pigmentario que la aproximara a la estética impresionista. Así, utilizó habitualmente, hasta la década de los sesenta, procesos tales como el bromóleo, el carbón o el papel artesano, fabricado por el francés Fressón.

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Marruecos, visto por un maestro de la fotografía

Quizá su obra más conocida sea España, tipos y trajes (1933), resumen de ese tardopictorialismo español paleto y zafio que hizo de nuestra fotografía un "género chico", tal como escribe Publio López Mondéjar al compararlo con las más vigorosas colecciones de le época.

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