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"Es una victoria para el pobre Molière"

"Has ganado el Nobel". Con un cartel escrito con un gran rotulador negro, que le enseñó un periodista de La Repubblica a la una en punto de la tarde, yendo a 100 kilómetros por hora por la autopista, a pocos kilómetros de Orvieto, en dirección a Florencia, se enteró Dario Fo de que había obtenido el galardón de la Academia Sueca. El coche en el que viajaba, conducido por Ambra Angiolini, una veinteañera presentadora de televisión, ídolo de los adolescentes, se apartó rápidamente de la calzada, aparcando en una zona peligrosa, y el autor teatral dijo sus primeras palabras ante los micrófonos de radio y televisión que le habían seguido desde Roma ante algunos rumores de que lo ocurrido podía suceder. [La Academia sueca desmintió ayer que Fo supiera la noticia hace quince días, como había sugerido su mujer, Franca Rame, en un programa de televisión] ¿Se lo esperaba, maestro? "Había oído algo vagamente, pero nunca creí tener más del diez por ciento de posibilidades". Inmediatamente pensó en su mujer: "Franca, Franca. Tengo que hablar rápidamente con Franca. Más de la mitad de este premio es suya".Tras unos primeros momentos de confusión en el área de servicio más cercana, donde alguno de los presentes llegó incluso a preguntarse si las cámaras que veían con Fo no serían del programa televisivo Bromas aparte, el nuevo Nobel siguió viaje."Tengo que ir a Milán. Quería pararme en Bolonia, pero esta noche tengo que estar en el teatro".Cerca de Bolonia, en otra parada, el nuevo premiado aceptó responder a algunas preguntas, tras aprovechar para sacarse una espinita: "La primera vez que se insinuó que podrían darme el Nobel hubo quien habló en Italia de la muerte de este premio". Y cuando se le dijo que incluso en estos momentos había quien negaba conocer su nombre, como Rita Levi Montalicini [premio Nobel de Medicina] o quien decía que quizá era demasiado viejo para entender algo, como Carlo Bo [filósofo], Dario Fo comentó: "No me causa estupor. Es gente que vive fuera del mundo. Podría añadir también una cosa. Hoy se representan en el mundo 250 textos míos. Mañana igual son trescientos".

Pregunta: Usted, escritor comprometido , ¿no se plantea problemas? ¿Se acuerda de Sartre que, en su día, rechazó el premio?

Respuesta: Por supuesto, tengo muy presente el ejemplo de Sartre. Pero eran otros tiempos. Sucedían cosas espantosas. El conflicto entre la cultura, nuestra cultura, y la burguesía era neto. Y eran los años de los grandes conflictos, empezaba la guerra del Vietnam, América daba aún miedo. El gesto de Sartre se inscribía en esta elección de lucha en todos los campos.

P: A propósito de lucha, ¿no podría ser éste el momento de hacer alguna autocrítica? El caso Feltrinelli, el terrorismo rojo...

R: Ninguna autocrítica. Es cierto, Feltrinelli iba a poner bombas en las vías del tren, pero nadie me quitará de la cabeza la idea de que allí había un infiltrado. Escribí entonces una comedia sobre esta cuestión. Nosotros no concebíamos la lucha de clases en términos violentos.

P: ¿Y reconocer algún pecadillo?

R: También ahí hay que distinguir. Repito: eran otros tiempos. Estábamos muy indignados por lo que nos pasaba a nosotros: la casa liberty quemada, los teatros destruidos, el episodio de Franca, asaltada y secuestrada. Y al final, encima, acabé en la cárcel.

P: Y mientras, la RAI emitiendo fragmentos de sus actuaciones. ¿No estaban todas destruidas?

R: No sé qué tendrá la televisión italiana. Hace algunos años,una cadena francesa pidió cintas de mis actuaciones en televisión para un programa.Les enseñaron las órdenes que decretaban su destrucción. Fíjese que la versión televisiva de Mistero buffo la tuvimos que volver a comprar, poco antes de que las destruyeran. ¿Qué están transmitiendo ahora? No lo sé, material que habrán comprado a algún particular.P: El fallo de la Academia Sueca habla de la "tradición de los juglares medievales". ¿Está de acuerdo?

R: Claro, juglar es un término que apruebo, porque se aleja de ese teatro tradicional que yo abandoné a finales de los años 60 para llevar mi trabajo a las escuelas, al aire libre, y después a los centros sociales.P: Eso de juglar parece que al Osservatore Romano no le ha gustado nada. "Después de tanta cordura", escribe el órgano de la Santa Sede citando a sus predecesores italianos, "un juglar". ¿No será que este premio es una declaración sobre el fin de la literatura?

R: Bueno, hay una cosa que decir respecto al teatro italiano y al teatro en general. El teatro clásico no se representaba nunca siguiendo al pie de la letra los textos escritos. La improvisación siempre ha sido importante. Y además...

P: ¿Y además?

R: Además está eso que podemos llamar la lección de Molière. Desde entonces, al actor que escribía se le tomaba por bufón. Incluso de Molière se decía que no había escrito sus obras. Así que este premio es también una victoria para el pobre Molière.P: ¿Y, aparte de Fo, a quién le daría usted el Nobel?R: Déjeme pensar. Hay muchos otros magníficos escritores italianos. Pero sobre todos, se lo daría a Stefano Benni; me gusta su maravillosa ironía. Y también, por qué no, a Emilio Tadini, un espléndido escritor.P: Ha hablado mucho de su mujer. ¿Qué ha sido ella para usted?R: Lo he dicho ya. La mitad de este premio es suyo. Y no sólo por el apoyo moral que me ha dado siempre en estos años. Con otra mujer no habría podido hacer todo lo que he hecho. Su ayuda profesional ha sido insustituible.(Antes de salir hacia la última etapa, el triunfador se abraza a Ambra, que parece soportar a disgusto la idea de tener que dejar de ver algunos minutos las candilejas).

P: ¿Pero qué se han dicho en este viaje larguísimo?

R: Hemos hablado de todo, de los niños, de sexo, de religión...

(Fo la abraza con ternura -"Este viaje debía ser para mí una especie de La Bella y la Bestia', me dijo anoche"- y añade: "No puedes seguir conduciendo. Déjame a mí").

P: Ahora la cita es en diciembre, en Estocolmo. ¿Cómo se comportará en la ceremonia? ¿Como un enfant térrible? ¿Se pondrá el frac?

R: Claro. ¿Por qué no iba a ponérmelo? Me queda estupendamente el frac. Y uno de mis primeros trabajos se titulaba El hombre desnudo y el hombre con frac. También de aquello había una filmación, pero fue destruida.

P: Una última cosa, maestro. La crisis del Gobierno. Usted no ha ahorrado críticas a Bertinotti en estos últimos días...

R: ¿Por fin ha caído el Gobierno? No podemos negar a Bertinotti muchos méritos por lo que ha hecho en el pasado. Pero esta vez se le ha ido la mano, ha recitado su papel y no ha sabido pararse. No puedo estar de acuerdo con él.(Una cosa es cierta. Si Bertinotti quería ser actor, hoy Dario Fo le ha robado la escena. Y a lo grande). La Repubblica

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