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TERROR EN ARGELIA

La comunidad internacional se escuda en la no injerencia

Aunque los llamamientos a la intervención de la comunidad internacional o europea en Argelia se sucedieron a lo largo de la jornada de ayer en Francia, las manifestaciones de los responsables gubernamentales no llegaron a traspasar los límites que marca la doctrina oficial de la no injerencia.La actitud del Gobierno de París reflejó, una vez más, la fatalidad e impotencia que caracterizan las relaciones de Francia con su antigua colonia. "En el plano oficial, el Gobierno está forzado en sus expresiones, porque sabemos que, sean las que sean, nuestras iniciativas no van a ser adoptadas", declaró el primer ministro socialista, Lionel Jospin.

El ministro de Asuntos Exteriores, Hubert Védrine, dijo compartir los sentimientos del pueblo argelino, "¿cómo no comprender su deseo de protección y de seguridad?", indicó, pero no se aventuró más allá de expresar su repulsión y su solidaridad. La idea de que Francia no es precisamente el país en mejor situación para tratar de mediar en el asunto argelino estuvo igualmente muy presente en bastantes de las reacciones, si bien el portavoz del Partido Socialista, François Hollande, propuso públicamente la "internacionalización de la crisis". En términos prudentes, el dirigente socialista afirmó que la ONU y la Unión Europea deben tomar cartas en el asunto "aunque", dijo, " sin inmiscuirse en la vida de ese país".

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También el antiguo ministro y presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento, Jack Lang, se mostró partidario de que la UE lleve a cabo "una interposición pacífica" dirigida a sostener a los demócratas argelinos. Tras admitir las dificultades que entrañan este tipo de iniciativas, Jack Lang sugirió abiertamente la presión económica, aunque no llegó a aludir expresamente al acuerdo económico con Argelia que la UE negocia en la actualidad.

Otros dirigentes políticos subrayaron igualmente la necesidad de que los responsables del Gobierno argelino "den una explicación a la comunidad internacional" sobre las masacres. "La situación de Argelia ha llegado a tal gravedad que la comunidad internacional no puede hacer dejación de su responsabilidad", indicó el antiguo ministro de Exteriores del Gobierno conservador, Hervé de Charette. En el fondo de esta exigencia de explicaciones se encuentra la sospecha manifestada de manera más o menos soterrada de que los asesinatos masivos son consentidos por determinados sectores del propio Ejército argelino hostiles a todo contacto con los islamistas.

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