"Los 'panteras' aún estamos en guerra"
Entrevista con el líder negro puesto en libertad en EE UU tras 27 años de cárcel por una acusación del FBI
"¡Por fin libre!", retumbaban los gritos de la alborozada multitud a las puertas de la cárcel. El pasado 10 de junio, tras pasar 27 años en prisiones de California, el líder negro estadounidense Geronimo Ji Jaga (también conocido como Elmer Pratt) fue puesto en libertad 12 días después de que un juez dictaminase que el principal testimonio en contra del jefe de la rama de Los Ángeles del Partido Panteras Negras a finales de los años sesenta provenía de un confidente del FBI, hecho que no fue revelado a la defensa en el juicio.Ji Jaga, de 49 años; fue un soldado de la guerra de Vietnam con muchas condecoraciones antes de convertirse en un pantera negra. Ahora cree que algunas cosas no han cambiado durante su encarcelamiento. "Aún estamos en guerra", advierte. "Se está librando una, guerra que afecta principalmente a nuestros soldados, nuestros nuevos hombres jóvenes, negros y africanos, de forma que las mujeres tienen que luchar solas para. mantener a los niños". Ji Jaga cree que la atención a la juventud negra debería ser una prioridad de la comunidad.
"Es un gran día para la justicia en EE UU", aseguró el 10 de junio Johnnie Cochran, principal abogado de la triunfal defensa en el juicio por asesinato de 0. J. Simpson en 1995, que ha representado a Ji Jaga durante más de dos décadas, trabajo que ha calificado como Ia obra de mi vida".
'Asesinato en la pista de tenis'
Ji Jaga fue acusado en 1972 del llamado asesinato en la pista de tenis de la maestra Caroline Olsen en Santa Mónica (California) en la noche del 18 de diciembre de 1968. El marido de Olsen resultó gravemente herido, pero sobrevivió. "Todo el mundo sabía que no cometí el asesinato por el que se me condenó", asegura Ji Jaga en declaraciones efectuadas el pasado día 11 en Filadelfia, donde participó en una concentración pública celebrada en su honor y en apoyo de Mumia Abu Jamal, periodista y también ex pantera negra, que se encuentra actualmente en el corredor de la muerte de Pensilvania.Everett Dickey, juez del Tribunal Supremo del condado de Orange, escribió en su resolución del 29 de mayo: "Es razonablemente probable que Ji Jaga hubiera podido obtener un resultado diferente de no haber existido el testimonio del confidente".
Hasta que los fiscales presenten un recurso contra la resolución del juez Dickey, R Jaga permanecerá libre bajo una fianza de 25.000 dólares (3,75 millones de pesetas). Si su apelación es desestimada, tendrán la opción de volver a procesar a Ji Jaga por asesinato. El principal testimonio contra Ji Jaga en este juicio fue aportado por Julius Julio Butler, que ahora tiene 64 años, ex ayudante del sheriff de Los Ángeles que se infiltró en las filas del Partido Panteras Negras. Fue quien declaró que Ji Jaga le había confesado que cometió el asesinato.
Butler negó en el estrado que hubiera servido de confidente de los agentes de la ley a cambio de dinero. Pero los informes del FBI hechos públicos en 1979 indicaban que la policía federal, así como el Departamento de Policía de Los Angeles y la Oficina del Fiscal del Distrito, habían estado pagando a Butler durante más de dos años para que les facilitara información sobre los panteras antes de que tuviera lugar el juicio de Ji Jaga. El abogado Johnnie Cochran llamó a Butler "serpiente conspiradora" y "mentiroso patológico".
Mientras cumplía su sentencia a cadena perpetua, Ji Jaga pasó más tiempo (ocho años) recluido en solitario que cualquier otro prisionero estadounidense. "Incluso me llevaron al corredor de la muerte en 1974", revela ahora Ji Jaga, "cuando dijeron que había participado en el secuestro de Patricia Hearst. Pero por aquel entonces, en la prisión no teníamos ni radio ni televisión y, desde luego, no se recibía ninguna clase de noticias en la trena, así que ni siquiera sabía quién era Patricia Hearst. Estuve 18 meses en el corredor de la muerte, y esto no es ninguna broma".
La libertad condicional le fue denegada 16 veces a lo largo de los años y en 1987 un fiscal de Los Angeles declaró que Ji Jaga no debía ser puesto en libertad porque "seguía siendo un hombre revolucionario". "Me ofrecieron un millón de dólares y un pasaporte para Argel si les entregaba a Tom Hayden [líder del ala izquierdista del Partido Demócrata]", relata Ji Jaga, quien asegura que rechazó ésta y otras ofertas, acompañadas de promesas de que obtendría rápidamente la libertad condicional. "Ya saben, alguien les dijo que yo tenía información sobre Tom Hayden y su [entonces] mujer, Jane Fonda".
Ji Jaga siempre ha mantenido su inocencia afirmando que la noche del asesinato se encontraba a más de seiscientos kilómetros de distancia, en una reunión de la ejecutiva nacional del Partido Panteras Negras en Oakland. En su juicio, unos agentes del FBI testificaron que no existían informes de ese mitin. Pero después, cuando se les presentaron pruebas descubiertas por la defensa de Ji Jaga, el FBI reconoció que sí había habido una vigilancia electrónica del encuentro de Oakland, pero afirmó que había extraviado los registros que podían determinar si Ji Jaga había estado presente o no.
En el momento de su detención, Ji Jaga estaba incluido en la Lista de Seguridad Nacional. del FBI y su fotografía expuesta en el álbum de fotos de nacionalistas negros en el que aparecían personas que el FBI consideraba objetivos principales de lo que denominaban neutralización.
El equipo de la defensa de Ji Jaga ha obtenido los informes del FBI sobre el líder negro, que tienen más de 100.000 páginas y demuestran que era un blanco principal del Cointelpro, el programa de contraespionaje del, FBI destinado a destruir a los panteras negras a finales de los años sesenta y principios de los setenta.
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