CARLOS HOMENAJEA A CAMILLA
Éste ha sido un año propicio para Camilla Parker-Bowles, compañera sentimental de Carlos de Inglaterra. Su imagen pública, ayudada por unas fotos bien hechas y unas pocas apariciones convenientemente anunciadas a la prensa británica, está empezando a ser familiar en el Reino Unido. El príncipe de Gales, principal impulsor del despegue, no quería echar a perder una fecha tan señalada como el 50º cumpleaños de su dama y ha echado su regia residencia de Higligrove por la ventana. La fiesta, celebrada en la noche del pasado viernes, fue un éxito sin precedentes para la pareja. Camilla, vestida de rojo, radiante y luciendo un collar de brillantes y un brazalete de esmeraldas nuevos, acudió en un automóvil que pudo ser fotografiado desde todos los ángulos. La escritora Jilly Cooper, una de los 80 invitados, calificó luego la velada de encantadora y dijo que Camilla y Carlos estaban relajados y felices. No era para menos. Por vez primera en los 20 años que dura ya su relación, él reconocía sin reservas que Camilla es la mujer de su vida. El convite superó los 10 millones de pesetas, hubo una cena de cinco platos y abundante champana, y la soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa cantó para todos. A la mañana siguiente, la homenajeada regresó a su hogar, cerca del príncipe, en el condado de Gloucester. Entretanto, Diana de Gales, ex esposa de Carlos, continúa sus vacaciones en Saint Tropez, en la Costa Azul francesa, donde ayer se dejó ver de nuevo en la playa junto a la residencia de su anfitrión, Mobamed al Fayed, luciendo un bañador. "Por una vez, las tornas han cambiado y las críticas se las lleva Diana", señalaba ayer el dominical The Sunday Times.
