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Manolete, 50 años después

Se estrena en Córdoba un documental televisivo sobre el legendario torero

Son apenas 400 metros de película en las que aparece un insólito Manuel Rodríguez, Manolete, hiératico y muy severo, filmado con una luz de densidad psicológica. Este testimonio, el único que dejó la intentona fallida de rodar una película de ficción con el torero por el cineasta vanguardista Abel Gance en la España empobrecida de 1943, forma parte del documental Manolete, 50 años después, realizado para la televisión por el mejicano Emilio Maille.Esta noche, a punto de cumplirse el 50 aniversario de su muerte en Linares (Jaén) -murió el 29 de agosto de 1947-, se presenta el documental en la Filmoteca de Andalucía con sede en Córdoba, ciudad donde nació. El trabajo, que se muestra por primera vez al público y dura 52 minutos, es una coproducción de Videoplanning (Sevilla), D.M.V.B. Films (París), Canal 22 (Méjico) y Canal + Francia y ha costado 41 millones.

El Manolete dramático y fantasmagórico que filmó Gance encaja con el lado oscuro de la leyenda del torero que ha rastreado Maille en su documental: "A pesar de su poder en las plazas, en su vida personal Manolete fue víctima de todo lo que le rodeaba", dice Maille, quien también contempla al Manolete seco y altivo, "pero sólo frente a los toros". Este testimonio, además del legado Manolete de Abel Gance, presenta otra sorprendente y espectacular novedad, que no es una imagen, sino un sonido: la voz, jamás oída en España, de un Manolete algo bebido cantando el corrido La feria de las flores, a dúo con el gran torero mejicano Silverio Pérez. "Lo curioso es que en todos los NO-DO y demás documentos españoles no hubiera registro sonoro de Manolete", comenta Maille. "En Córdoba, cuando le pusimos la cinta a la familia, todos lloraron. Ellos nunca habían oído su voz", cuenta el productor español, Antonio Pérez.

El paseo del realizador mejicano por la carrera fulgurante y rota del torero tiene un tono intimista y privado. "Porque no es sólo un trabajo de investigación taurina", subraya Antonio Pérez. El relato aborda la ambigüedad política de Manolete: "El nunca expresó una idea política clara", comenta Maille y sostiene que el genio taurino fue usado como un arma de propaganda por Franco. De su relación amorosa con la actriz Lupe Sino, Maille asegura que "Manolete no fue libre para vivirla a su modo: todo lo tuvo en contra. Y eso, que la prensa tildó a este personaje de la posguerra española como el más libre de su época". El trabajo del mejicano también recoge el rumor, jamás sostenido por ninguna prueba, que presenta a Manolete como cocainómano en los años cercanos a su muerte.

Emilio Maille, mejicano afincado en París, ya se sintió atraído hacia la figura de Manolete en su anterior documental, Los años Arruza, un filme en el que retrata al director Budd Boetticher, un eficaz maestro del western, que rodó con frecuencia la fiesta taurina. Una vez, en Tijuana, presentó a William Holden y a Charlton Heston a Manolete, del que dijo: "Era un sacerdote en el ruedo. Nunca sonreía. Tenía una dignidad impresionante. Usaba muy pocos pases, pero eran perfectos".

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