_
_
_
_
_
ANTE EL TRASLADO DEL LIENZO

Las heridas del 'Guernica'

Los museos Reina Sofía y Guggenheim Bilbao miran de cerca el mural de Picasso

El visitante del Museo Nacional Reina Sofía de Madrid, situado en la sala 6 de la segunda planta frente al Guernica, de Picasso, tras el cordón de seguridad, a 3,40 metros, puede distinguir una grieta horizontal de metro y medio de longitud que atraviesa la parte inferior de la cabeza del toro y una mezcla de orificios, huecos y desgarros en los bordes del cuadro. El director del museo, José Guirao, sostiene que el 80% de los problemas del mural, pintado por Picasso en 1937 por encargo de la República Española para su exhibición en el pabellón español de la Exposición Internacional de París, se pueden apreciar a simple vista.Los miembros del patronato pudieron saltar la barrera de seguridad y la mirada permanente de cuatro vigilantes para comprobar el estado de conservación, antes de aprobar por unanimidad el informe técnico firmado por Pilar Sedano, jefa del departamento de conservación y restauración. Los técnicos han podido entrar y barrer el mural con un microscopio con vídeo acoplado.

El resultado es un volumen de 187 páginas, que incluye: una biografía de la obra, con las intervenciones de montaje y desmontaje en sus traslados, entre 1938 y 1957; los trabajos de consolidación y restauración; el análisis del estado material de la pieza, con análisis químicos y radiográficos; su estado actual, con -un mapa de 137 fotografías donde se reflejan las distintas situaciones en que se encuentra, junto con las conclusiones, las fuentes consultadas y un apéndice fotográfico, incluido el reverso y su traslado a España.

El Guggenheim Bilbao ha aportado como documento, en la petición de traslado temporal del Guernica dirigida al Reina Sofía, un informe de cuatro folios firmado por la conservadora del Guggenheim Nueva York, Carol Stringari, quien fue conservadora de pintura en el Museo de Arte Moderno (MOMA) de Nueva York cuando se trasladó el Guernica al Casón del Buen Retiro de Madrid, en 1981.

Los dos informes son el argumento básico en el debate de la Comisión de Educación y Cultura del Congreso de los Diputados, el pasado miércoles, donde se aprobó, con abstención del Grupo Socialista, la proposición no de ley presentada por el Grupo Vasco-PNV sobre el traslado del mural a Bilbao con motivo de la inauguración el 3 de octubre próximo del Museo Guggenheim Bilbao.

Antes de llegar a la última conclusión del informe del Reina Sofía, donde se afirma que "no debe volver a exponerse la obra a ningún tipo de movimiento o traslado fuera de las salas del museo", el visitante de la colección permanente y de su estrella indiscutible puede conocer un Guernica desnudo.

Los bordes del soporte, visibles para el espectador, tienen, siempre según el informe del Reina Sofía, "multitud" de desgarros, orificios y pérdidas de materia, con desprendimientos de la capa de preparación y pintura, en especial la arista del bastidor; e debe a los procesos de desclavado, atirantado y clavado en los sucesivos montajes y desmontajes. También se aprecian marcas de pliegues producidas durante el enrollamiento del soporte, con pérdidas de capas de preparación y pintura. El tratamiento en 1957 por el MOMA fueron unas bandas de tela de refuerzo pegadas con cera-resina fundida.

En el reverso, la parte oculta al visitante, se encuentra lo que los técnicos consideran una restauración irreversible, la misma de 1957, aunque correcta en su época, al cubrir con una capa irregular de cera-resina como tratamiento de consolidación, cuando el propio Picasso manifestó su deseo de cesar los traslados ante "las heridas de guerra" que tenía la tela. Con el tiempo, la cera, aplicada con calor, ha atravesado las capas de preparación y pintura, asomando al exterior en alguna superficie. La imposibilidad de retirar esta capa impide un nuevo sistema de restauración, según los técnicos. También tiene parches de papel japonés para "consolidar arrugas", según el MOMA, aunque coinciden en algunos casos con desgarros de la tela.

En toda la superficie -el cuadro mide 349,3 por 776,6 centímetros- hay deformaciones del soporte que coinciden con grietas en la capa pictórica y que atraviesan el cuadro en sentido vertical, afectando a la zona central y al perímetro, con levantamientos y pérdidas de color. Esto se ha producido y agravado como consecuencia del enrollamiento del lienzo.

Las alteraciones de la película pictórica señalan que "la superficie está craquelada en su totalidad, con predominio de grietas paralelas en sentido vertical, con una serie de levantamientos y pérdidas, claramente visibles, que afectan a las capas de pintura y preparación, dejando a la vista el lienzo impregnado de cera-resina; en zonas existe peligro de desprendimiento de materia". Con lupa binocular se aprecia una red muy fina de grietas en zonas extensas, redes de microfisuras debidas a movimientos internos de las fibras, "producidos por fluctuaciones ambientales y en zonas donde las películas de preparación y pintura son menos flexibles".

Las, conclusiones de este informe dicen, en letras mayúsculas: reducir al mínimo las manipulaciones y evitar su transporte, no debe volver a enrollarse al sufrir graves alteraciones. "El Guernica está en unas condiciones de conservación muy precarias debido a los numerosos traslados y que han terminado causando daños importantes, algunos de ellos irreversibles, como el debilitamiento y rotura de fibras en determinadas zonas o la impregnación de cera en la capa pictórica y preparación, cuya eliminación es imposible".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_