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Juan de Herrera y Felipe II, unidos por un "clasicismo moral"

Katherine Wilkinson prosigue su investigación sobre el imperio español

El arquitecto Juan de Herrera y el rey Felipe II proyectaron y construyeron durante 30 años "un clasicismo moral" como imagen del poder, según declaró ayer la historiadora del arte y la arquitectura Katherine Wilkinson, de la universidad norteamericana de Brown. Hoy participa en Madrid en un ciclo de conferencias con motivo de la exposición Juan de Herrera, arquitecto real, abierta hasta el 6 de julio en el Real Jardín Botánico.

Katherine Wilkinson hablará hoy en la Fundación COAM, de Madrid (Piamonte, 23, a las 20.00), sobre Juan de Herrera y la arquitectura fuera de España, uno de los aspectos que investiga en su libro Juan de Herrera. Arquitecto de Felipe II, que acaba de publicar en español Ediciones Akal. En el mismo ciclo han participado Fernando Checa y Agustín Bustamante, y está prevista la intervención de Fernando Chueca Goitia y Fernando Sequeira, sobre los proyectos de Lisboa, uno de los temas de la exposición sobre Herrera que, tras su paso por Madrid, se presentará a mediados de julio en Comillas (Cantabria).El interés por el imperio español, en España y América, desde Felipe II al siglo XVIII, ha conducido a Katherine Wilkinson hacia el arquitecto Juan de Herrera (Mobellán, 1530-Madrid, 1597) y a publicar hace tres años, en la primera edición inglesa, su trabajo de investigación, que ahora aparece en español coincidiendo con el cuarto centenario de la muerte del "criado de Su Majestad, mayordomo de palacio y arquitecto" de las obras reales. El próximo año volverán a estar unidos, en el mismo aniversario de Felipe II, en las exposiciones que ya preparan Carmen Iglesias, de contenido histórico, en El Escorial, y Fernando Checa, sobre arte, en el Prado.

"El español es el primer imperio que se enfrenta a otras culturas, y de esa confrontación salen aspectos muy interesantes en el terreno artístico", declaró ayer Katherine Wilkinson, quien aprovechará su estancia en España para seguir sus clases de español y sus trabajos en Salamanca. "La mezcla de culturas, etnias, religiones, ofrece una riqueza de intercambios".

En la exposición sobre Juan de Herrera, ha vuelto a ver documentos sólo accesibles a los especialistas, como las trazas originales de la catedral de Valladolid, las copias de unos diseños perdidos de la plaza de Toledo y alguna maqueta recuperada del monasterio de El Escorial. "Es un triunfo tener tantos originales de Herrera, que demuestran sus magníficas trazas y sus dotes de dibujante. Lo más importante es que aparecen los diseños y los edificios que vio terminados Felipe II".

Un genio

"Juan de Herrera no es una figura heroica como Miguel Ángel, pero también es un genio". En su opinión, es el arquitecto más importante de la segunda mitad del siglo XVI en el ámbito europeo, por la construcción del clasicismo y la práctica moderna de colaboraciones en el taller de El Escorial. "No está muy influenciado por el renacimiento italiano, aunque busca ideas, como Felipe II, en Flandes, Europa del norte o Francia".La misión de Herrera es dar "una imagen de Felipe lI" a través de las construcciones, con algunos aspectos inéditos, como la idea de ciudad y el urbanismo, que sigue en sus proyectos de Madrid, y el diseño e paisajes en los palacios, luna idea de escala monumental como diseño del mundo". 'Es la imagen de un rey prudente, moral, de un clasicismo moral; también de autoridad, pero de un Estado ordenado, o autoritario. El Escorial era a representación real para el exterior, fuera de todas las escalas. Además de los edificios, tiene proyectos hidráulicos que no se llegan a realizar, como la navegación por el Tajo hasta Lisboa".

La influencia en el urbanismo europeo -tema de la conferencia de hoy- se nota, según Wilkinson, en la Roma de Sixto V y en el París de Enrique IV, sobre todo en la trama urbana que forman puentes, calles y plazas. Es también un aspecto que trata la exposición del Real Jardín Botánico, donde aparecen las trazas de plazas mayores y otras intervenciones en Lisboa, Toledo (Alcázar, Ayuntamiento y plaza), Valladolid (catedral) o Sevilla (la Lonja, actual Archivo de Indias).

Trasladar la idea al edificio y construir una imagen del poder es lo más destacable en la relación de 30 años entre Felipe II y su arquitecto, que aportó el estilo herreriano y desornamentado. Para la historiadora, hay un paralelismo entre la austeridad del rey y el clasicismo del arquitecto. "Felipe II nunca quiso participar de la tradición italiana, donde la grandeza real se medía por una decoración ampulosa y recargada. Quería que un edificio representara a su persona, y se funden en El Escorial".

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