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Los comicios italianos potencian a los comunistas y marginan a la Liga

Unas elecciones generales en Italia no darían hoy resultados muy distintos a los de 1996, cuando venció el Olivo. Los comicios locales celebrados el pasado domingo indican un mantenimiento sustancial de la distribución del voto entre la derecha y la izquierda. Pero estas elecciones potencian el incómodo papel político de Refundación Comunista para la coalición de gobierno, al consolidar su cuota electoral.

Al mismo tiempo, confirman la marginación de la Liga Norte, barrida de las instituciones que conquistó antes de que Silvio Berlusconi reorganizara él centro derecha.En la escasa medida en que pueden ser leídas desde la óptica del Gobierno central, las elecciones municipales, provinciales y regionales del domingo, que han implicado a casi el 25% del electorado del país, refuerzan, si acaso, a Romano Prodi, en la medida en que hacen patente la falta de alternativas a la coalición actual.

Los resultados debilitan, por otra parte, a Massimo D'Alema, secretario del Partido Democrático de la Izquierda (PDS), el mayor del Olivo, que es quien tendrá que asumir como propio el traspiés político importante que es la ventaja adquirida por el centro derecha para la conquista de la alcaldía de Turín, ciudad que era del centro izquierda. Los votos del Partido de la Refundación Comunista (PRC) serán decisivos para que las fuerzas del Olivo recuperen esa plaza en la segunda vuelta, prevista para el 10 de mayo, como lo serán en muchos otros sitios donde ha quedado de manifiesto que, sin el PRC, la izquierda no gana.

Este dato, unido a los malos resultados registrados por los ex democristianos del Olivo, hace temer que la presión de los líderes del PRC en el debate sobre la reforma del Estado del bienestar, comprometa dentro de 15 días el proyecto de D'Alema de una izquierda moderada y europea.

Y esto es así, a pesar de que la cuota de votos del PRC haya registrado aumentos sólo muy modestos, mientras que la del PDS no ha disminuido y ha aumentado incluso en ciudades como Milán. Tampoco Forza Italia ni Alianza Nacional han logrado incrementos significativos. La Liga Norte ha, incluso, crecido relativamente en Milán. El problema de la Liga es que, tras la constitución del Polo de las Libertades, la coalición de centro derecha, ya no tiene los votos para jugar con autonomía a la política italiana ni mucho menos para llegar a la secesión pacífica que su líder, Umberto Bossi, predica. El Polo pidió ayer a Bossi que se reincorpore a la política nacional y apoye a los candidatos del centro derecha en la segunda vuelta. Pero el apelado reaccionó con rabia, culpó con palabras insultantes a los inmigrantes del fracaso de la Liga y aseguró que cada voto recibido por su grupo no puede ya ser interpretado más que como un voto por la independencia. Los resultados sugieren que el independentismo de Bossi quizás progrese, aunque muy lentamente, en el noreste de Italia.

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