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Gong Li y Jeremy Irons filman 'Chinese box', con el retorno de Hong Kong a China al fondo

Es la primera vez que la gran estrella del cine chino acepta actuar para el cine occidental

La fiesta del siglo. La noche en que 156 años de Imperio Británico culminan con la devolución de Hong Kong a China. Una noche de celebración y confusión, marcada por ese tipo de alegría desenfrenado que esconde el miedo a lo desconocido. Cuatro estudiantesasiáticos vestidos de guardias del Ejército Popular chino bailan melodías patrióticas. Una joven británica, con biquini de lentejuelas rojas, y su novio, con vestido - tradicional chino, pasan tambaleándose. Y el director Wayne Wang grita: "¡Corten!". Nada más ambicioso que filmar la historia antes de que ésta ocurra. Chinese box transcurre durante las primeras fases de la entrega de Hong Kong a China. El director de Smoke adelanta el acontecimiento en el celuloide, y es la primera vez que la estrella Gong Li acepta (tras rechazar muchas ofertas de Hollywood y Europa) trabajar para Occidente.

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La película cuenta con apoyos en Europa y Japón, y Jeremy Irons interpreta el papel de un periodista expatriado que descubre que se está muriendo. Para dar sentido a lo que le rodea, decide filmarlo con su cámara de vídeo. Gong Li, estrella de Adiós a mi concubina y La linterna roja, interpreta una prostituta china.Wayne Wang, el director de Smoke, hace una pausa en el rodaje. Con protagonista masculino británico y femenino procedente de China, completa un trío que refleja los tres polos del futuro Hong Kong. Como hijo de la colonia, describe su película como una ambición que tenía desde hacía tiempo, una "carta de amor y odio" a su tierra, una de las ciudades con más energía y vitalidad del mundo". Y prosigue Wang: "Las cosas cambian de un modo refrescante e innovador... La amo porque es mi casa. Soy como una planta, que está mejor cuando se la devuelve a un determinado lugar". Pero filmar, señala, supuso una- experiencia agridulce, no sólo por el cambio de situación de Hong Kong, sino por su rápida modernización. Todas las zonas que conocía cuando era niño pronto habrán desaparecido: "Aquí no hay historia. El aire es inhumano: toso desde que llegué. Y hay una agresividad que cansa".

Dice Wang: "Hemos intentado captar el ambiente de la ciudad lo mejor posible. La muerte de Deng fue un suceso importante, de modo que intentamos integrar en la película las cosas a medida que ocurren, y utilizarlas en la historia". La muerte del líder chino obligó a filmar una escena de Irons en un periódico local. Dice el actor: "Hicimos que el equipo de redactores se sentara a hablar de cómo - afectaría a Taiwan y al resto de Asia. También sacamos un elemento de la historia a partir de ello. Irons encarna a un periodista porque para Wang es la mejor forma de abordar acontecimientos reales: "También le convertimos en periodista especializado en negocios, porque lo más fuerte de Hong Kong es su comercio".

Wang confiesa que, antes de rodar, él y el autor del guión, Jean-Claude Carrière (Belle de jour, Cyrano de Bergerac), imaginaron que los cambios en Hong Kong serían más evidentes: "Esperábamos que fueran mucho más dramáticos". Cosa rara en un director de cine, Wang no parece decepcionado: "Va a haber cambios, pero esto no es la caída de Saigón".

Los miembros del equipo descansan en la enorme escalera mecánica de Cochrane Street, en el centro de Hong Kong. Unos chinos curiosos observan el rodaje, pero la gran mayoría pasa de largo, sin advertirlo o sin mostrar interés. Ésta ha sido una fuente de sorpresa para el equipo, muchos de cuyos integrantes iniciaron su carrera en Hollywood y Europa, pero la gente de Hong Kong está acostumbrada a ver rodar el! sus calles las infames películas de acción que caracterizan su cine y que solían rodarse las 24 horas del día.

Wang sabe que se dice que la película impone un punto de vista político. Y replica que él ve el acontecimiento al mismo tiempo como hongkonés y como extranjero: "No hacemos ningún juicio sobre la cesión de la colonia. Hablamos de ello desde varias perspectivas, pero como cineastas no juzgamos nada". No es optimista sobre las posibilidades de lograr distribución en China: "Ahora es difícil. Están muy sensibles. No sé qué pasará". Y antes de terminar el rodaje no se ha decidido el final.

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