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Entrevista:

Jabonazos y guindillas

Selección de las respuestas más ácidas de Ruiz-Gallardón en la Asamblea desde que es presidente

José Manuel Romero

Alberto Ruiz-Gallardón, fiscal en excedencia y presidente de la Comunidad de Madrid desde el 28 de junio de 1995, mantiene en el poder la misma dialéctica envenenada que le hizo famoso cuando debatía, como jefe de la oposición, con el socialista Joaquín Leguina.Ya avisó el día de su investidura de que nada iba a cambiar en su torrentera verbal: "Soy de los que piensan, como Voltaire, que el hombre está hecho para vivir en las convulsiones y la inquietud, y no en el letargo del aburrimiento", proclamó solemnemente.

Durante los 22 meses de gobierno, el presidente ha contestado a 92 preguntas en la Asamblea. Y ha demostrado con creces su afición a las convulsiones y la inquietud. En 36 casos no necesitó afilar su verbo, pues los parlamentarios que interrogaban / alababan eran de su propio partido. Esta práctica fue bautizada por el socialista Agapito Ramos: "Jaboneo".

Los jabonazos de los diputados del PP han cambiado con el paso del tiempo. Antes de la victoria de Aznar, preguntaban a Ruiz-Gallardón por la política de la Administración central. Y éste aprovechaba para resaltar la inoperancia del Gobierno central y exigir la disolución de las Cortes. Se repetía así el "váyase, señor González", pero en versión regional Desde que Aznar gobierna, las preguntas del PP sólo resal tan los éxitos ya conocidos del Gobierno regional. Los parlamentarios terminan sus intervenciones regalando piropos a Ruiz-Gallardón. Los jabonazos no cesan y son mayoritarios. Ningún grupo ha hecho tantas preguntas al presidente como el PP. Pero el lucimiento de Ruiz-Gallardón llega en sus respuestas a la oposición. Éstas son algunas.

La llaga de Confucio. Dictó un bando la alcaldesa de Boadilla, del Partido Popular, recomendando a sus vecinos no contratar a inmigrantes ilegales. La izquierda regional tronó y acusó de racismo a los populares. El diputado socialista Antonio Chazarra intentó afear la conducta del PP y preguntó por el bando a Ruiz-Gallardón. El presidente regional sacó recortes de prensa, algo que suele hacer habitualmente, para recordar que había declarado a los periodistas su disconformidad con el bando. Después, cargó contra Chazarra: "Le recuerdo una frase de Confucio: 'Cuando alguien pone el dedo en la llaga, sólo los necios piensan que lo importante es el dedo'. Como usted no es necio, déjese de buscar discordancias".

Cartas de amor. Alberto Ruiz-Gallardón envió al alcalde de Alcobendas, José Caballero, en junio de 1996 la copia de un teletipo donde se informaba de

1 que el regidor criticaba la negativa gestión del presidente regional. Acompañando a la noticia, Ruiz-Gallardón envió una tarjeta donde se leía: "Un abrazo". Este correo privado provocó la tormenta en el pleno. El diputado socialista Javier Ledesma consideró la misiva una amenaza encubierta que demostraba "la extraordinaria altanería y prepotencia" de Ruiz-Gallardón. "Ha utilizado el peor estilo de las épocas de Arias Navarro", remachó. El presidente regional explicó entonces que solía mandar los teletipos que no se reflejaban en la prensa a sus colaboradores, entre los que incluía a los alcaldes y a los diputados de la oposición. "No puede haber, de verdad, mayor tolerancia que devolver con un abrazo la crítica que se ha recibido", señaló. Después se puso poético y recitó un poema de José Martí: "Cultivo una rosa blanca, / en julio como en enero, / para el amigo sincero / que me da la mano franca, / y para el cruel que me arranca / el corazón con que vivo, / cardo ni ortiga cultivo: / cultivo la rosa blanca". Para terminar, recordó que también enviaba tarjetas a la "encantadora" diputada socialista Miriam. Alvarez. "Y lo hice con un abrazo muy fuerte'. Si el alcalde se siente presionado con un abrazo, doña Miriam. lo tiene que pasar muy mal, porque el abrazo era fuerte y, por tanto, la ofensa era mayor". El portavoz socialista, Jaime Lissavetzky, estalló: "Su actitud machista hacia Miriam Álvarez es impresentable".

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Pero Ruiz-Gallardón siguió poético, aunque esta vez eligió a Neruda para contestar: "Me gusta cuando callas, porque estás como ausente; me gusta cuando callas... El resto del poema no viene al caso".

Las llamas del infierno. Preguntó un día el diputado de IU Juan Ramón Sanz por el Plan de Vivienda del PP, y lo, calificó: "Tiene mucho de derecha tradicional, casi todo de liberalismo antisocial y unas pocas pinceladas de paternalismo". Ruiz-Gallardón contestó: "Los que hemos entrado hoy aquí por la calle de San Bernardo nos hemos encontrado con un señor que, vestido de negro, nos amenazaba con la condenación eterna, con las llamas del infierno. Y nos ha anunciado que no teníamos posibilidades de sobrevivir a los muchos pecados que íbamos a cometer esta tarde. No sabía a qué se refería ese buen hombre, pero después de escucharle a usted, señor Sanz, he pensado si no vienen ustedes de comer juntos".

El Gobierno de los mejores. Presumió Ruiz-Gallardón de haber elegido a los mejores para su Gobierno, lo que aprovechó el socialista Ginés Menéndez en enero de 1996, con el puerto de Navacerrada cerrado por la nieve, para lanzarle una andanada: "Su teórico equipo de sobresalientes ha suspendido". El presidente reaccionó: "Para suspender, primero hay que aprobar la oposición de profesor, de lo que usted está, ciertamente, lejano".

La Tomasa. El socialista Jaime Lissavetzky se refirió hace diez días a la crisis del teatro Real para acusar a Ruiz-Gallardón por inhibirse en este problema: "No queremos que usted siga haciendo el Don Tancredo y que pinte menos que la Tomasa en los títeres, si me permite usted la expresión castiza". Ruiz-Gallardón no se lo permitió: "Está muy bien que usted intervenga y haga un alarde de cultura hablando de la Tomasa. Desde ahora, el referente de la cultura de los socialistas es doña Tomasa la castiza... No voy a entrar en sus desconocimientos musicales, porque usted los puede tener, pero los puede reservar para sus tertulias privadas con doña Tomasa".

Con chabolas no hay coches. Demagogo, llamó en cierta ocasión estelar Ruiz-Gallardón a Lissavetzky. Éste le respondió: "Más demagogo es usted, que cuando estaba en la oposición dijo que mientras hubiera una chabola en Madrid no debería haber coches oficiales". "Mentira", contestó Ruiz-Gallardón desde su escaño. "Dice usted que es mentira; pues bien, es usted un doble mentiroso".

Ruiz-Gallardón sacó conclusiones: "Aunque todo lo demás falle, siempre podremos asegurarnos la inmortalidad cometiendo algún error intelectual".

Estrellado. en Barajas

El diario de sesiones ha jugado una mala pasada a Ruiz-Gallardón. Su Gobierno lleva varios meses apostando por la construcción de un nuevo aeropuerto en Campo Real.Han llegado a reservar suelo en ese municipio. Pero el presidente regional, en una respuesta a IU, se mostró totalmente contrario a esta posibilidad: "¿Va a haber otro aeropuerto? La respuesta que yo le doy a usted, en lo que dependa del Gobierno de la Comunidad, no. Lo he dicho muchas veces: esta Península en la que habitamos necesita un gran aeropuerto transoceánico para el siglo XXI, y lo va a tener, para lo cual solamente hay tres posibilidades, por los núcleos de población que fomentan la actividad económica alrededor del aeropuerto: o es Lisboa, o es Barcelona, o es Madrid. No hay ninguna otra posibilidad. Si es Madrid, será Barajas porque no hay posibilidad técnica, ni urbanística tampoco, de una localización alternativa o suplementaria a Barajas; eso significaría una pérdida de inversiones realizadas. Le aseguro que este Gobierno quiere que el futuro gran aeropuerto de la península Ibérica del año 2025 habite en la ciudad de Madrid".

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