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El Príncipe Felipe abre en Puerto Rico la reunión anual del Club de Roma

El empleo y la gobernabilidad ocupan la primera jornada

El Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, dijo ayer en la ciudad puertorriqueña de Ponce que el Club de Roma no sólo es una fuente de aliento para el futuro sino también un foro sereno de debate desde el que se buscan soluciones apropiadas a los grandes desafíos que se presentan en el Mundo. Don Felipe saludaba así a la conferencia anual de este instituto internacional que, por segunda vez en sus 28 años de existencia, le invita a presidir su principal foro de encuentro.

El heredero de la Corona española repite en Ponce, la segunda ciudad en importancia de Puerto Rico, la misma experiencia que ya desarrolló en 1991 en Punta del Este (Uruguay) al dirigir los debates de este elitista club de expertos que preside el español Ricardo Díez-Hochleitner.Don Felipe acude a este foro, que estará reunido en esta isla caribeña hasta mañana domingo, a invitación del Club de Roma, instituto del que son miembros de honor los Reyes de España.

Sin dejar a un lado el debate sobre medio ambiente, energía y demografía, banderas de discusión del Club de Roma desde su fundación, los dos principales ejes de análisis de esta conferencia de Ponce lo constituyen el dilema del empleo y la gobernabilidad en un mundo de cambios.

Hay un cuarto tema, el impacto de los multimedias en la sociedad actual, que será presentado el domingo por el periodista español Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA y que servirá de introducción del tema general de la conferencia que el año próximo se celebrará en Washington.

El trabajo del siglo XXI

El tema del empleo abarcó el debate de la jornada inaugural. Según las conclusiones a las que han llegado analistas como el italiano Orio Giarini y el alemán Patrick Liedtke, el trabajo en el siglo XXI será diferente en muchos aspectos al del siglo XX y no estarán ausentes, entre los nuevos problemas que se tendrán que abordar, las grandes migraciones globales y las grandes transformaciones de la informática.En un encuentro con los periodistas, Díez Hochleitner comentaba que la economía no es una ciencia sino un arte y que, como tal, hay que ponerla al servicio del hombre. "Hay que garantizar un mínimo de horas de trabajo y una justicia distributiva", explicaba para después precisar, ya refiriéndose al segundo tema de discusión -la gobernabilidad- que "la globalización representa un paso seguro hacia la solidaridad, pero puede ser también una trampa si se utiliza mal".

Don Felipe, en su intervención de ayer, dijo que el trabajo es requisito fundamental para el pleno ejercicio de la dignidad de cada persona y a la vez condición esencial para asegurar la actividad económica y la paz de los pueblos. También dijo, en relación al papel de la juventud en el futuro, que "los jóvenes de cada país tenemos que forjarnos una identidad propia con la que podamos asumir y afrontar los retos del porvenir, uniendo esfuerzos para superar nuestras diferencias y agudizando la imaginación".

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