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España pedirá a Caldera más firmeza contra ETA en Venezuela

Juan Jesús Aznárez

La detención por la Interpol en mayo pasado de tres miembros de ETA en Venezuela, en cumplimiento de la solicitud de extradición de la Audiencia Nacional española, no sólo causó un serio conflicto diplomático entre los gobiernos de Caracas y Madrid, todavía sin cauterizar, sino también la interrupción de la cooperación de los servicios de espionaje de los dos países. De hecho, el agente español del Cesid en Venezuela aún no tiene acceso a sus colegas venezolanos.

Invitado por el Rey, el presidente de Venezuela, Rafael Caldera, llegará mañana a España en una visita oficial durante la que está previsto abordar, entre otros asuntos, las diferencias surgidas hace cuatro meses por el asunto de los etarras.

Según un alto funcionario de Caracas, España manejó torpemente el proceso de solicitud de detención previa a la extradición de los etarras, al no presentar a las instancias políticamente adecuadas la petición de la Audiencia Nacional y canalizarla por niveles de rango inferior, que la hicieron llegar a la Interpol.

Las detenciones sorprendieron en altas instancias del Gobierno venezolano. Formalmente, quizás no haya nada reprochable en la tramitación diplomática, pero al tratarse de un asunto tan delicado, debía hacerse a través de otros conductos más altos. Molestó en Caracas el manejo político poco hábil y pasos que fueron interpretados como un intento de actuar a la chita callando.Asunto complejo

fuentes venezolanas opinan que el mismo día en que se recibió el oficio de la Audiencia Nacional, elevado a la correspondiente dirección general de la cancillería de Venezuela por el embajador español, Aurelio Pérez Giralda, debía haberse solicitado una entrevista personal con el ministro de Asuntos Exteriores, dado lo complejo del asunto.

Por su parte, Teodoro Petkoff, de 64 años, titular del ministerio económico Cortiplan desde abril, jefe guerrillero hace 30 años, es rotundo: "Yo aseguro que ETA no constituirá aquí una base de operaciones".

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La colonia vasca en Venezuela es poderosa e influyente. Su centro en Caracas publicó cartas contra las extradiciones y el Ejecutivo de Rafael Caldera, entre otras consideraciones judiciales, difícilmente podía secundar las entregas. Eso le habría acarreado un problema más a su gestión y creado tensiones en la coalición que le sustenta, donde figuran fuerzas de la izquierda y ninguno de los dos grandes partidos tradicionales. Un total de 29 etarras llegaron en la década de los ochenta a Venezuela, desde Francia o el Magreb, en traslados concertados entre España, Francia y Venezuela.

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