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Los partidarios del jondo mestizo tachan de fundamentalista el manifiesto de la Bienal

"El arte es libertad, renovación, inteligencia", responden los flamencos heterodoxos

Los nuevos flamencos y los heterodoxos, partidarios de la evolución y la fusión del jondo con otras músicas, respondieron ayer soliviantados a los autores del manifiesto de la Bienal de Sevilla, que el jueves pidieron "medidas de protección para preservar la pureza del flamenco". "También a Camarón le andaban tirando puyas. ¡Chochean!", exclamó el guitarrista Tomatito. "La fusión permitirá a los gitanos salir al mundo" dijo el grupo Ketama. "El arte es libertad, inteligencia, renovación. Pero la escuela fundamentalista ha renacido de sus cenizas" agregó el crítico Juan Verdú.

La reacción de los flamencos libertarios a las chanzas lanzadas en forma de manifiesto por un grupo comandado por el escritor José Manuel Caballero Bonald y el cantaor José Menese -que incluía además a Fernanda y Bernarda de Utrera, Fosforito y otros artistas- fue casi furiosa.Desde Santander, se oyó la voz de Antonio, Juan y Josemi Carmona, componentes de Ketama, el grupo de mayor éxito comercial de la historia del flamenco, viejo y nuevo: "Será malo perder la raíz" dijeron durante el homenaje que les ofrecía la Universidad Menéndez Pelayo el jueves por la noche. "Pero el flamenco ortodoxo no lo entienden los jóvenes, y hay que fusionarlo para que la cultura gitana, que ha estado encerrada durante siglos, se abra al mundo". ¿Y la pureza?, les preguntaron. "Lo puro es lo que sale del corazón", contestaron.

Polémica eterna

Desde que alcanzaron las grandes cifras de ventas, los Ketama andan siempre en medio de la polémica entre la tradición -son herederos de la gran dinastía Habichuela- y las nuevas síntesis estilísticas que les han hecho llegar a un público joven y no especializado. El grupo habló con pasión de Pepe Marchena, el cantaor que se oía siempre en su casa, se declaró descendiente artístico de Camarón y de Paco de Lucía, pioneros de la renovación, y no expulsó del clan flamenco ni a Rosario Flores ni a Los del Río. "El flamenco es de los gitanos", dijo Juan Carmona. "Lo que pasa es que los gitanos somos los más vagos del mundo y por eso Paco de Lucía o Enrique Morente [que son payos] se matan a estudiar y forman la que forman". Josemi añadió: "Nosotros somos gitanos hasta que nos guarden en el baúl".Tomatito, el guitarrista almeriense, se mostró entre indignado y sorprendido cuando conoció la existencia del manifiesto. "Yo soy flamenco, y creo que bastante puro. Pero estamos en 1996. Nosotros les respetamos a ellos. Que nos respeten ellos a nosotros. ¿O es que ellos tienen razón y nosotros no? Lo que hay que hacer es sacar la música del corazón, lo demás no importa. Pero éstos son los mismos que estaban tirándole puyas todo el día a Camarón. Que se vayan a chupar lámparas".

Desde Madrid, terciaron dos flamencólogos surgidos del ámbito de la Universidad. Alejandro Reyes dijo: "El flamenco puro se preserva solo. El jazz y otras músicas sólo pueden enriquecerlo. Polémica absurda". Juan Verdú, gerente de la revista especializada La Caña, fue más lejos: "A meses del comienzo del nuevo milenio, hablar de purismo y no de libertad, perderse en tendencias gitanistas o andalucistas, es un disparate. El arte es la inteligencia puesta al servicio de la libertad. Pedir políticas para impedir cosas en vez de para ampliar mercados y circuitos, hace ver que la escuela fundamentalista, que parecía muerta, ha renacido de sus cenizas llena de furia".

Verdú, que se declara "morentista a muerte" pero que reconoce que disfruta "con Chano Lobato casi tanto como con el Atleti de Madrid", añadió leña al fuego ortodoxo: "No creen en la fecundidad de los jóvenes porque no están capacitados para entenderlos. El flamenco de hoy no puede ser entendido ni saboreado como el de hace un siglo. Ha cambiado la vida, la música y el arte".

La mayor preocupación que expresó Ketama es "que el flamenco no sea una moda", que se quede entre la gente. Por lo demás, piensan seguir haciendo la música que les salga de las tripas. "No pensamos en lo próximo que vamos a hacer", aseguró Josemi. "Lo mismo nos sale una bossa nova que nos juntamos con uno que toque la gaita".

A eso de la medianoche, les pusieron una guitarra en las manos. Después de tanta palabra y tanta síntesis renovadora, Antonio Carmona le tenía ganillas a un ortodoxo martinete y se arrancó así: "Soy árabe en el vestir, gitano de nacimiento...".

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