La solución de los problemas técnicos facilita el éxito de Bocca en Madrid
Después de tres días de conflictos y arduas negociaciones entre la organización y el Ayuntamiento de Madrid, la función de anoche, la penúltima de Julio Bocca y su ballet argentino en Madrid, pareció una velada normal, sin protestas y con una fluida actuación del conjunto porteño. Julio Bocca abrió el programa con El Corsario, con una interpretación brillante y virtuosa que no fue recibida calurosamente por el público que abarrotaba el Patio del Cuartel del Conde Duque. Lino Patalano, representante del artista, declaró: "Esta plaza es tan importante para Julio Bocca como Nueva York o París". Una representante de la Concejalía de Cultura aseguró que "la voluntad institucional era que las actuaciones tuvieran lugar con la mayor calidad posible, y Julio Bocca ha prestado toda su colaboración".Las gradas, motivo del desaguisado en el estreno anteayer, fueron corregidas con una arquitectura provisional de madera en escalón. Pese a ello, parte del público se situó en los laterales y otros puntos, siempre en pie, para ver al divo argentino.
La actuación se completó con una coreografía del ballet moderno europeo: Pulsaciones, del italiano Vittorio Biagi, y el estreno de Versus Vitae, creado por José Antonio Ruiz especialmente para Bocca, sobre un concierto de Xavier Montsalvatge. Aun con los difíciles contenidos y armonías de la pieza de Biagi y la del catalán, el público se mostró entusiasmado. La noche la cerró una vez más el Tango, de Óscar Araiz, que con su poder y su magia dejó contentos a todos.