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Cueto defiende el modelo francés para afianzar el cine español

Javier Sampedro

Al escritor Juan Cueto no le vale la actual polémica sobre si el cine debe ser comercial o elitista, atizada por la anunciada intención del PP de replantear la protección pública al cine de calidad y apoyar las producciones taquilleras. Las películas minoritarias, las que no dan un duro pero ganan premios en los festivales internacionales, son "imprescindibles", según Juan Cueto, para vender la imagen del cine español en el exterior y arrastrar en su estela a las producciones comerciales por los circuitos de la exportación.El modelo para Cueto es el francés, que apoya sin reservas las experimentaciones de gran calidad pero escasa recaudación, y además -y en gran parte gracias a ello- logra exportar sus millonarias megaproducciones. Estas dos facetas, junto con una cincuentena anual de cintas comerciales para consumo interno, son las tres patas sobre las que se debe asentar necesariamente el cine español, según el escritor y ex director de Canal +.

El a menudo señalado déficit de guiones e historias que padece el cine español es consecuencia, según Cueto de la tardía y frágil llegada a España del realismo literario. El cine, que desde su nacimiento incorporó la tradición realista como fundamento natural de su narrativa, se encontró en España con una literatura subjetivista e intraducible al lenguaje de la pantalla, salvo aisladas excepciones como Clarín y Galdós.

Adaptar novelas

Gerardo Herrero, director y productor de Malena, es un nombre de tango, abogó por aumentar las adaptaciones de novelas, sobre todo de aquellas "que ya se sabe que funcionan" y que se traen, por así decir, el público puesto. Herrero empezará a rodar en octubre la adaptación de Territorio comanche, de Arturo Pérez Reverte, en cuyo guión -una verdadera reescritura que incluye nuevos personajes- ha trabajado a fondo el propio novelista.El guionista y -realizador de Tesis, Alejandro Amenábar, resaltó la importancia de conocer las técnicas y los métodos de la composición de guiones, para combinar en la historia las "obsesiones personales" con los aspectos dinámicos de la trama que le hacen al público tragarse el caramelo". Pese a ello, cree Amenábar que el cine español compite mejor en la creación de personajes que en la ingeniería de argumentos.

El escritor y realizador Jesús García de Dueñas recordó a los escritores españoles que trabajaron en Hollywood en los años treinta, un exquisito reparto encabezado por Tono, Jardiel Poncela, José López Rubio y Edgar Neville.

Aunque su intención era colocar algunos guiones originales, los grandes estudios se limitaron a utilizarlos para las versiones lingüísticas", una especie de remakes en español de las grandes producciones estadounidenses que fueron comunes antes de que se generalizara el doblaje.

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