Acostumbrados al ojo mecánico que lo ve todo
La población, de Ias tres localidades catalanas en las que se han instalado las cámaras de vídeo ha acabado por acostumbrarse. ya al ojo mecánico. Su puesta en marcha,despertó inquietud, Por temor a que con una grabación indiscriminada se pusiera en peligro el derecho a la intimidad. Sobre todo por el uso que pudiera darse al contenido de las grabaciones.En la práctica, no obstante, parece que: no se han producido conflictos. Los que están más satisfechos son los agentes policiales, porque entienden que las cámaras son de gran ayuda.En las tres localidades, las cámaras están, instaladas en lugares bien visibles, por lo, que el ciudadano tiene pleno conocimiento de que es observado. Sin embargo, los responsables municipales manifiestan que la población no tiene la sensación de estar bajo vigilancia.