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Europa recibirá 'de uñas' al enviado especial de Clinton

Xavier Vidal-Folch

Los Quince recibirán con buenas maneras pero políticamente de uñas al embajador especial que el presidente Bill Clinton se propone designar para fraguar un frente internacional contra el régimen de Fídel Castro. Así se conjuraron ayer los integrantes del Comité de Representantes Permanentes (Co reper), que confirmó la panoplia de contramedidas a la ley Helms-Burton decididas el lunes por los ministros de Exteriores de la UE. Los 15 representantes fueron unánimes en la decisión de mantener la unidad política frente al aliado norteamericano. El más rotundo fue el francés: "Hay que mantener la unidad, porque el enviado norteamericano tendrá como objetivo dividimos", dijo. Pero también el británico se expresó drásticamente, al hacer hincapié en la necesidad de "mantener nuestro frente unido a nivel comunitario y nacional" y al sugerir que sería bueno recibir al embajador volante con la panoplia de represalias comerciales contra EE UU ya en marcha.

Todos insistieron en preservar ese frente y ahuyentar la cizaña, porque "ha sido eficaz" para obtener resultados, subrayó la presidencia irlandesa. Compartieron el análisis según el cual la suspensión temporal del Título III (que autoriza a reclamar ante los tribunales de EE UU a los antiguos propietarios de activos cubanos) de la polémica ley decidida por Clinton es un buen gesto, pero insuficiente, porque el resto queda vigente. E iniciaron los trabajos para oponerse a ella, medida por medida. La novedad más importante es la de una propuesta legislativa común. Los ministros acordaron el lunes coordinar las legislaciones internas de los 15 países para sustraer a sus empresas de la jurisdicción norteamericana y permitir que se resarzan de los perjuicios que la ley les produzca con los activos europeos de las empresas norteamericanas litigantes. Pero ayer dieron un paso más. Acogieron bien (sin entusiasmo de Londres) la propuesta de la Comisión de un reglamento comunitario, válido para los Quince, que sirva para oponerse no sólo a la Helms-Burton sino también a otros excesos extraterritoriales de Washington, como el proyecto D'Amato sobre Irán y Libia.

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