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Black Crowes afirman que sus conciertos son "como un ritual de peyote"

El grupo de rock presenta su nuevo álbum

Three snakes and one charm (Tres serpientes y un encantamiento) es el enigmático título del nuevo álbum de Black Crowes, el grupo de rock norteamericano que hace dos años tuvo su mayor triunfo mundial con Amorica. Una banda de culto con seguidores que son capaces de ver 14 conciertos seguidos. "Nuestros conciertos son para ellos algo especial, como un ritual de peyote en el que cada noche es única" dice el cantante Chris Robinson. El disco sale a la venta el 22 de julio. La portada de este nuevo trabajo es un símbolo de apariencia mágica y de alusiones casi cabalísticas. "El título del nuevo álbum pretende hacerte pensar y el símbolo también", explica Chris Robinson, cantante del grupo. "Yo mismo no sé lo que significa concretamente".

Los temas que incluyen son menos introspectivos, menos personales, menos emotivos que en el anterior, aunque no por ello pierden fuerza expresiva. "Prácticamente hasta ahora, salvo excepciones, no había escrito canciones narrativas como en este trabajo", dice Chris. "Hay muchas experiencias personales en mis narraciones, pero las proyecto en personajes e historias. Este álbum, para mí, es muy diferente del anterior. Temas como Good friday o Girl from a Pawnshop giran en tomo a un personaje, no son autobiográficos. Pero como músico puedo decir que todas las experiencias que tienes, las buenas y las malas, suelen salir fuera a través de las canciones".

En todo caso, Three snakes and one charm parece llevar a un territorio inexplorado. "Es eso, en eso consiste el espacio mental de la psicodelia", reconoce Chris. Steve Gorman, batería del grupo, también considera que este álbum habla del camino que se abre delante. "Siempre vas a algún lugar y nunca sabes a dónde vas. Si te hace sentir bien es que no te has equivocado".

Melancolía

"No creo que haya ninguna nube oscura a nuestro alrededor, pero toda la música que prefiero tiene un aire melancólico, Bob Dylan o cualquiera. Y eso es real. La vida no es siempre una gran rubia tonta en la playa, que no tiene que preocuparse porque siempre hay tíos que la invitarían a cenar. La vida no es un episodio de Vigilantes de la playa".Tal vez el éxito de su anterior trabajo les haya dado la comodidad con ellos mismos, que refleja este trabajo. "Estamosfelices de tener esta vida y esta familia, la comunidad que tenemos entre todos. Quizá, el deseo que tienen otras bandas de triunfar a toda costa es lo que nos haga extraños".

La familia y la comunidad a la que se refieren no es sólo la banda, sus mujeres e hijos, sino que abarca hasta los admiradores que son capaces de seguirlos de actuación en actuación. Black Crowes son admiradores de sus admiradores. "No sabemos nada de lo que sucede fuera de nuestra comunidad. Somos una banda de culto, con unosfans incondicionales. Y ése es para nosotros el mejor lugar del mundo. Son fans que nos han seguido durante siete años en las giras, y eso forma parte de sus vidas. Nos encanta actuar en España, pero en EE UU hay gente que ha visto los 70 conciertos, que han ido a 14 seguidos y se han dejado un mes de sus vidas para seguirnos. Es como si supieran que cada noche iban a ver algo nuevo", afirma Chris.

"No es como una función de teatro", aclara Steve. "Para mí, el teatro es ver gente actuando, esto es algo más real". Y Chris puntualiza: "Es como un ritual indio de peyote, en el que todos se respetan y se abren a los demás sin temor. Y nosotros respetamos muchísimo a nuestro público".

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