Genética y destino
Mal comienzo. España empezó muy mal. Faltaba orden en la zona que ocupaban Roberto y José Ignacio; Iván de la Peña intervenía poco y si bajaba a buscar juego, quedaba sin nadie cerca con quien combinar; Raúl estaba demasiado aislado arriba. Un equipo mal concebido, mal dibujado, con varios fuera de sitio y todos sin saber qué hacer. Y otro problema severo: España aceptó un partido a la italiana y se complicó la existencia.Un gen de más. Dicen que los futbolistas italianos tienen un gen de más, que les hace más competitivos. Así es. Este equipo joven, Sub 21, tiene tanto oficio, es tan enmarañador, tiene el colmillo tan retorcido como los equipos más placeados y encanallados de Suramérica. Para su desgracia, hartaron al árbitro. que expulsó a dos italianos. Pero aún con nueve, no se arrugaron.
Diez minutos. Desde la expulsión de Amoruso hasta el descanso, España se sereno y mejoro bastante. Raúl reculó, empezó a encontrarse con Iván de la Peña y pasaron más cosas. Pero eso duró sólo hasta el descanso.
Raúl y De la Peña. Son el faro de la selección, pero finalmente salieron señalados por el destino. Ellos fallaron en los penaltis, en una especie de burla cruel, porque sin duda son los dos jugadores de más talento de la selección. Incluso pareció sospechoso que Raúl se llevara el disgusto de la noche, porque es un tipo que tiene el don de la oportunidad.
Guerra al talento. Durante toda la segunda mitad Italia se entregó a la caza de Iván de la Peña. Le irritaron y le sacaron del partido, y ahí se cortocircuitó España.