_
_
_
_
_

Coalición Canaria sugirió al PNV unirse ante el monoplio de CiU con el Gobierno

Luis R. Aizpeolea

Coalición Canaria (CC) sugirió al Partido Nacionalista Vasco (PNV) la creación de un frente común para frenar la hegemonía de Convergéncia i Unió (CiU) en su relación con el Gobierno del PP. Fue en el curso del encuentro que tuvieron en Bilbao los dirigentes de CC, José Carlos Mauricio y Victoriano Ríos, con los del PNV, Xabier Arzalluz e Iñaki Anasagasti, en la semana de Pascua. Todo, quedó en un marco de ambigüedad, pero tanto nacionalistas vascos como canarios expresaron su voluntad de no dejarle pasar una a Jordi Pujol.

Más información
Agravios en el Parlamento

La conversación no quedó a humo de pajas. Durante el debate de investidura de José María Aznar, el portavoz del PNV, Iñaki Anasagasti, recordó desde la tribuna de oradores que CiU no era tan esencial como se creía y que los demás partidos nacionalistas, junto con el PSOE e IU, reunían votos suficientes para promover una moción de censura. Al día siguiente era José Carlos Mauricio, de Coalición Canaria, quien recordaba a Pujol que con 16 escaños no se pueden decidir los destinos de España.¿Por qué esa reprimenda pública a Pujol y su partido desde otras fuerzas nacionalistas? El motivo inmediato eran unas declaraciones de Pujol en las que recordaba al PP y a los grupos nacionalistas que su partido tenía la llave de la gobernabilidad.

Las manifestaciones de Pujol encendieron las luces de alarma en los nacionalistas vascos y canarios, que decidieron evitar a toda costa que se repitiera lo que sucedió en el comienzo de la legislatura anterior, en1993. Entonces, el portavoz de CiU en el Congreso, Miquel Roca, exigió al portavoz socialista, Carlos Solchaga, el monopolio de la relación parlamentaria, aprovechándose que con sus escaños le otorgaba la mayoría absoluta.

Las tornas han cambiado. En esta legislatura, el PP ya no consigue sólo con CiU la mayoría absoluta, y los nacionalistas vascos y canarios están dispuestos a hacer valer su fuerza. No es ninguna novedad. Desde la reinstauración de la democracia en España, las relaciones entre nacionalistas se han guiado siempre por la fuerza y no precisamente por la fraternidad.

La realidad desmiente la apariencia de unas buenas relaciones entre CiU y el PNV. La colección de agravios mutuos se ha acumulado a lo largo de los años, desde el comienzo del debate constitucional, en que Miquel Roca monopolizó la representación nacionalista en la ponencia. El PNV nunca se sintió representado por el portavoz de CiU y siempre juzgó negativa su gestión por considerarla insuficiente desde el punto de vista nacionalista.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La negociación de los estatutos de autonomía también levantó chispas, cuyas huellas se dejan notar hoy. Los nacionalistas catalanes, con la perspectiva de la historia, creen que negociaron su Estatuto peor que lo hicieron los vascos. Miquel Roca, por ejemplo, no negoció una policía autonómica integral como los vascos. Siempre dijo que no quería tener la represión en la mano. Hoy, la Generalitat catalana se esfuerza' por aumentar sus competencias policiales, mientras el Gobierno vasco dispone ya de una policía integral, basada en el desarrollo del Estatuto de Gernika.

Pero ha sido el Concierto Económico la piedra de toque de los agravios desde CiU. Pujol siempre consideró que era una antigualla su recuperación por el PNV como fórmula de financiación autonómica. Posteriormente, se ha tenido que arrepentir muchas veces de aquella aseveración, y en la reciente negociación con el PP, CiU ha vuelto a envidiar al PNV por saber profundizar en el Concierto Económico. Tanto, que hizo peligrar la propia negociación.

Para colmo, el Estatuto de Gernika entró en el registro de la Cámara antes que el de Sau, con lo que protocolariamente, el lehendakari vasco siempre figura por delante del honorable catalán en la relación de presidentes autonómicos. Una cuestión que Jordi Pujol lleva muy mal porque concede enorme importancia al protocolo.

La Operación Reformista, en 1986, protagonizada por Miquel Roca en un intento del nacionalismo catalán de jugar a fondo en la política española, no contó con el concurso del PNV, pese al interés de CiU de comprometerle.

Pero CiU pasó factura. Por ejemplo, se opuso a formar candidaturas conjuntas con los nacionalistas vascos para las elecciones europeas de 1987 cuando el PNV estaba muy débil tras la escisión de Carlos Garaikoetxea. Es más, durante la escisión, Roca mostró más simpatías por Garaikoetxea que por Arzalluz.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_