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Juan Pedro Aparicio entra en la novela negra con 'Malo en Madrid'

"En la obra hay más coña que género", afirma el escritor

Amelia Castilla

"Yo siempre hago libros que no sean como los que ya he hecho. Me gusta escribir cosas distintas, y eso es lo que más me atrae de la literatura", aseguró ayer Juan Pedro Aparicio en la presentación de Malo en Madrid o el caso de la viuda polaca (Alfaguara), su primera incursión en el género negro. El subcomisario Malo, un policía provinciano que se enfrenta a la gran urbe, protagoniza una obra donde hay intriga, mujeres fatales y fútbol.

¿Tíos o majanis? Los hombres que salen en Malo en Madrid o el caso de la viuda polaca encajan en esas categorías; la de tíos se corresponde con los tipos duros, y la otra, con los perdedores. Majani es una palabra dé la cosecha del propio autor. "El escritor tiene derecho a inventarlas", aseguró ayer, al tiempo que reconocía que personajes como Jota Eme Sanz, que cierra con llave el armario donde se guarda el televisor, o los que viajan a Londres en busca de camisetas de rebajas están sacados de la realidad.La singularidad de esta novela con respecto a otras obras de este escritor radica en cómo se dosifica la información: "El lector sabe más de lo que pasa que el propio protagonista", dice Aparicio.

El autor de La forma de la noche aclaró que no pertenece a los hooligans del género negro. Admira a los maestros americanos, porque "cumplen con la misión de mostrar un submundo que se conoce gracias a ellos", pero se siente más cerca de los autores británicos porque "sus obras se leen como si no fueran de género". Lo que no soporta de las novelas policiacas es que todo se aclare al final, cuando en la vida no se resuelve nada. Define Malo en Madrid como una obra más de "coña" que de género.

Como en otras obras, en esta novela también aparece la materia oscura, representada esta vez por la gran bruma. "No entres en la gran bruma", le aconseja un superior al inspector Malo para que sus investigaciones no lleguen más allá de lo permitido. A juicio de Aparicio, el subcomisario Malo representa de alguna manera al gremio. "Como a Malo lo veo un poco aturdido, incluso ellos mismos se quejan de eso".

Aparicio rescató al subcomisario Malo de Retratos de ambigú, la novela con la que ganó el Premio Nadal en 1989. Lo sacó de Lot, un territorio de ficción, y lo trajo a Madrid, un territorio real donde se confunde el humor con la intriga y la ironía. No descarta Aparicio que su personaje reaparezca en otra obra.

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