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El Gobierno británico sacrificará 40.000 vacas para 'aplacar' a Bruselas

El Gobierno británico envió finalmente ayer un plan de sacrificio selectivo de vacas a Bruselas con el que pretende conseguir el levantamiento de la prohibición de exportar esta clase de carne, adoptada por la Unión Europea el 27 de marzo. El plan, que ha estado madurando durante días en el Ministerio de Agricultura, espera reducir entre un 15% y un 30% la incidencia de la epidemia de Encefalopatía Bovina Espongiforme en la cabaña nacional y restaurar la confianza de los consumidores.Tras semanas de demora, el Gabinete que preside John Major optó por agilizar la contraofensiva con la esperanza de dar tiempo a los socios europeos a examinar las propuestas, con vistas a la reunión de ministros de Agricultura de la UE que se celebrará el lunes en Luxemburgo.

Aparentemente, se trata de un plan hecho a medida para satisfacer las exigencias de la Comisión Europea. Precisamente ayer, su presidente, Jacques Santer, reclamó a Major medidas urgentes para acotar la crisis y permitir que la UE pueda levantar el embargo -siquiera parcialmente- que pesa sobre el vacuno británico.

Las vacas que serán eliminadas son las que presentan mayor riesgo, de contraer la infección de EBE, es decir, las nacidas en torno a 1990 en manadas donde se han registrado casos del denominado mal de las vacas locas. La mayoría son vacas lecheras entre las que la incidencia de la enfermedad ha sido mucho más elevada.

El ministro de Agricultura, Douglas Hogg, calificó de "juiciosa y constructiva" la medida acordada en una rápida reunión del Gabinete a última hora de la tarde de ayer. Está por ver ahora cuál será la reacción de Bruselas que, en principio, ha mantenido una actitud más exigente en cuanto al número de reses a eliminar.

El anuncio se produce al regreso de Hogg (le uno de sus viajes a Bruselas, donde recibió información precisa del comisario de Agricultura,, Franz Fischler, sobre lo que desea la Comisión. El lunes, Londres amenazó veladamente con tomar medidas de represalia contra la UE si no se levantaba el embargo de vacuno. Era la segunda gran ofensiva en poco más de una semana, porque el propio Major había anunciado ya que su Gobierno recurriría la prohibición ante los tribunales europeos.

Irritación británica

Sin embargo, la tormenta política ha ido amainando aunque no la irritación de los representantes de los ganaderos y de la industria cárnica. Anoche, Trevor Hayes, portavoz del Sindicato Nacional' de Ganaderos dijo que se disponían a examinar cuidadosamente el plan del Gobierno. "Siempre hemos creído que no eran necesarias más medidas de las ya adoptadas", señaló Hayes. Aunque lo cierto es que durante varias semanas, el sindicato presionó al Gobierno para que optara por una política moderada de sacrificio de reses para restaurar la confianza de los consumidores.La crisis de las vacas locas estalló el 20 de marzo, cuando el ministro de Sanidad británico, Stephen Dorrell, reconoció en la Cámara de los Comunes la posibilidad de que la encefalopatía bovina que padece la cabaña vacuna nacional desde 1986 se contagie a los humanos. La existencia de 10 casos del síndrome de Creutzfeldt-Jakob, la versión humana del EBE, que no se atenían a lo patrones tradicionales de esta enfermedad marginal, despertó la inquietud y las sospechas de los científicos.

A partir de ese momento, el pánico se desató entre los consumidores británicos a los que el Gobierno intentó tranquilizar asegurando que el riesgo que presenta el consumo de carne de vacuno es mínimo. A la retirada del vacuno de restaurantes y comedores de empresas le siguió la prohibición unilateral de su venta en varios países, el primero de todos, Francia, principal importador de vacuno británico. Tras ello, la Comisión Europea adoptó una prohibición mundial de exportación.

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