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Un año de inestabilidad y de luchas en la sombra

Desde la dimisión de Gabriel Cañellas como presidente del Gobierno autonómico después de las elecciones locales y regionales de mayo de 1995, el Partido Popular vive una situación de inestabilidad, pese a los correctos resultados que logró en las pasadas elecciones generales, en las que tuvo un descenso porcentual de más de un punto.El partido conservador funciona además sin secretario general. El anterior, José Antonio Berastáin, dimitió con Cañellas, al ser señalado como presunto operador de los talones de las comisiones del caso Sóller, aunque no abandonó la consejería del Gobierno balear. Su sustituto, Alberto Herrán, un crítico, se mantuvo en el cargo pocas semanas porque dimitió al enfrentarse por cuestiones éticas con Huguet.

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La gestión y el funcionamiento cotidiano de la organización balear del Partido Popular está en manos de un gerente, el antiguo inspector provincial del Movimiento Nacional y ex consejero del Gobierno balear presidido por Cañellas, Lorenzo Oliver.

La organización del próximo congreso regional y el control del reglamento estará en manos de Berastáin, y la ponencia política la elaborará la diputada nacional Maria Luisa Cava de Llano, ambos leales al ex líder Cañellas, que sigue manejando el Partido Popular en la sombra.

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